Javier Chicharito Hernández quiere volver a la Selección Mexicana de Futbol. Aunque no tiene mejores números al día de hoy que el americanista Henry Martin y el delantero del Feyenoord, Santiago Giménez (quienes juegan en su posición), él no para de mandar mensajes en los que de alguna manera reclama su derecho a volver a estar entre los considerados por el entrenador Diego Cocca.
En una entrevista que le dio en las últimas horas al colega Rubén Rodríguez, para Fox Sports, el Chicharito acepta por primera vez que cometió una indisciplina grave, razón por la que fue apartado del proceso mundialista anterior, el dirigido por Gerardo Tata Martino.
Al menos en lo que he tenido la oportunidad de leer de dicho material no veo que el ahora delantero del Galaxy de Los Ángeles cuente o detalle en qué consistió esa “indisciplina” y si la cometió en una sola ocasión o lo hizo de forma reiterada.
Lo que sí se atreve a decir el Chicharito es que el castigo que le aplicaron fue desmedido e inequitativo, injusto además pues –dice–, a otros de sus colegas que cometieron acciones de indisciplina idénticas los trataron o los castigaron de forma benigna o menor.
Sorprendente que un futbolista veterano ya como lo es el Chicharito diga esto. Lo primero que se antoja pedirle es que relate con pelos y señales, con nombres y apellidos, las acciones de indisciplina que a su entender fueron sancionadas con menos rigor. Creo que esto es de obligado proceder.
Pero no lo dirá. Ojalá cuando decida retirarse y deje pasar el tiempo que considere prudente, complete su testimonio con sus verdades completas, sin censurarse. Sería una de sus mejores herencias.
Hace falta que en el futbol mexicano se hable y se actúe sobre la base de verdades públicas y completas. Hay muchos personajes que tienen tantas cosas que decir, tantas cosas que se han guardado por años.