Todo indica que estamos empezando a vivir una gestión del futbol profesional mexicano hasta ahora inédita. El máximo responsable de dirigir este deporte gozará de un poder que ninguno de sus antecesores tuvo.
¿Es o será suficiente? ¿Es mucho? ¿Es poco? Literalmente lo iremos viendo.
Este personaje, se sabe ya, es Juan Carlos Rodríguez, quien será el nuevo “Presidente Comisionado” de la Federación Mexicana de Futbol.
No podemos dejar de lado que Rodríguez continuará reportando a una serie de jefes muy bien identificados, y éstos son los principales propietarios de los equipos de la Liga Mx. No representa a un poder paralelo o emergente o alternativo. No es un interventor tampoco del gobierno federal que hace unos cuantos meses, en voz del mismísimo Presidente de la República, estableció una serie de críticas y exigencias al deporte-espectaculo-negocio que acapara el mayor interés de los mexicanos.
Tomando esto en cuenta, lo poco o mucho que se conoce de Juan Carlos Rodríguez es que es un hombre con inventiva, creatividad, conocimiento profundo del medio y de los personajes que lo componen. Rodríguez, a quien apodan La Bomba, es además muy trabajador, un tipo al que le gusta alcanzar las metas propuestas.
Sí tiene Juan Carlos en ese sentido un perfil claramente diferente a los últimos presidentes que ha tenido la Federación Mexicana de Futbol.
Creo que los propietarios y directivos han decidido de forma correcta. Y estoy seguro que La Bomba está muy motivado y está tomando esta responsabilidad como la máxima de una carrera profesional en la que siempre ha sabido sortear y vencer grandes obstáculos.
Pero haríamos muy mal todos, incluyéndolo por supuesto en primerísimo lugar, en pensar que esta batalla por hacer que el futbol mexicano crezca y consolide logros hasta ahora no alcanzados, se puede librar en solitorio o con solo su cercano equipo de trabajo. Lo primero que tiene que lograr Juan Carlos es que todos jalen para el mismo lado. Ahora y siempre.
