Los "Pensamientos" (1699) de Blaise Pascal, uno de los más grandes filósofos, matemáticos y físicos franceses del siglo XVII, son una recopilación póstuma de sus notas y tesis personales en forma de aforismos que nunca fueron publicados en vida, los cuales versan sobre la religión cristiana y el ser humano en su dimensión espiritual. Estos escritos, que tocan con igual profundidad la religión, la filosofía y la moralidad, siguen siendo una inspiración para filósofos, teólogos y creyentes hoy en día. Ese compendio de sabiduría resume también el legado filosófico del pensador, luego de su conversión en asceta, para situarlo en la historia como un crítico del racionalismo y un precursor del existencialismo cristiano.
Pascal, en primer lugar, argumenta que la razón es una herramienta valiosa, pero no es suficiente para llegar a la verdad completa. El ser humano, afirma, está "atascado en la mitad de la nada" y nuestra limitada capacidad para comprender el universo nos impide conocer la verdad completa. Por ende, sugiere que la razón debe utilizarse junto con la fe para alcanzar una comprensión más profunda del mundo.
Pascal también se preocupa profundamente por la noción de la mortalidad. La muerte es inevitable y nos recuerda que nuestra vida es corta y preciosa. Al enfrentar la idea de la muerte, el filósofo nos anima a considerar el significado de las acciones humanas, a fin de darles un propósito significativo a la vida.
En lo que respecta a la religión, Pascal pensaba que la fe debe encontrar sus raíces en el corazón y no en la mente. A él se le ocurrió la frase “las razones del corazón” que luego Pessoa puso en versos inmortales y Facebook repite como loro sin dar el crédito correspondiente. Pascal argumenta que el conocimiento intelectual de Dios no es suficiente, sino que la verdadera religión tiene que ver más con la experiencia personal y el amor a esa divinidad.
Una de las contribuciones más puntuales de Pascal a la filosofía es su famosa "apuesta": argumenta que, aún sin estar seguros de la existencia de Dios, es siempre más seguro apostar por Él. Si uno elige no creer en Dios y resulta que Él existe, se perderá la oportunidad de la felicidad eterna; por el contrario, si uno escoge creer y resulta que Dios no existe, no pierde nada; de esta manera, Pascal afirma que la creencia en Dios es una apuesta más inteligente. Ese monoteísmo implícito y esa postura sobre la existencia inequívoca son la base de las reflexiones de los precursores del existencialismo: Søren Kierkegaard y Friedrich Nietzsche, de ahí que se le considere antecedente de la corriente filosófica por excelencia del siglo XX, pero en su vertiente cristiana, pues no olvidemos que el existencialismo también fue agnóstico y ateo.
Finalmente, Pascal explora el papel de las emociones en la toma de decisiones. Él piensa que la emoción y la pasión pueden ser igualmente importantes que la razón y la lógica para la toma de decisiones. En particular, Pascal señala que la moralidad y la religión son a menudo la fuerza impulsora detrás de nuestras decisiones más importantes.
Los "Pensamientos" de Pascal son, pues, un testimonio poderoso y perdurable de uno de los mayores intelectuales de la historia. Sus meditaciones sobre la razón, la fe y la mortalidad siguen resuenan entre filósofos y creyentes hoy en día. Pascal, como todos los grandes pensadores, nos recuerda que siempre debemos estar abiertos al diálogo y la discusión, a fin de no quedarnos "atascados en la mitad de la nada". Así de simple, así de grave.