Este lunes 21 de abril ha fallecido, a los 88 años de edad, el Papa Francisco. Quien se ocupa temporalmente de los asuntos de gobierno en tanto se encuentre vacante la sede, es decir, mientras no haya un nuevo papa se llama camarlengo, que en este caso es el cardenal Kevin Joseph Farrel.
Al anunciar el fallecimiento del pontífice, el camarlengo usó estas palabras: “Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, ha vuelto a la casa del Padre. Toda su vida ha estado dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del papa Francisco al amor infinito y misericordioso de Dios Uno y Trino”.
Muchos líderes de los países alrededor del mundo naturalmente expresan su pésame, incluida la presidenta de México, quien lamentó la muerte del papa Francisco y envió sus condolencias a los fieles. Sin lugar a dudas, los papas ocupan un lugar importante a nivel mundial, pero no por la capacidad bélica o económica del Estado de la Ciudad del Vaticano, sino porque constituyen un referente espiritual y moral de la humanidad, aún en el caso de los que no comparten la fe católica e, incluso, en el caso de quienes no son cristianos.
La figura de los papas, así como los principios, criterios y directrices que desde la perspectiva teológica y humana ofrecen a la humanidad es de capital importancia en el mundo de hoy. La situación actual en muchos aspectos presenta retos muy serios y más que nunca se requiere escuchar una voz que, más allá de los intereses meramente políticos y económicos, abra las perspectivas de lo que espiritual y moralmente debemos poner en primer lugar como seres humanos.
A veces se tratan de clasificar las enseñanzas sociales de los pontífices bajo criterios ideológicos de derechas o izquierdas, sin embargo, esta no es la perspectiva de sus mensajes, sino la perspectiva de buscar el bien común y la paz. Precisamente, el Papa Francisco expresó su ideal en la “Fratelli tutti” diciendo: “Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos un deseo mundial de hermandad”. Que Dios tenga en su gloria al Papa Francisco.