Qué debemos de pensar las mujeres cuando constatamos que nuestros gobernantes se preocupan más por castigarnos por abortar, que por castigar a los violadores? ¿Cómo podemos sentirnos ante esa cruda realidad? Creo que desoladas, desprotegidas y abandonadas.
Ninguna mujer se embaraza sola, dijo alguna vez el doctor Narro al hablar del aborto. Pero ella sola, debe cargar con las consecuencias: ¿no es paradójico?
De un acto llevado a cabo por un hombre violador, o por dos personas, se castiga el efecto de ese suceso solo en la mujer.
En algunos lugares de México, cuando niñas y mujeres violadas deciden interrumpir el embarazo, son llevadas a la cárcel. ¿Y el violador? Bien, gracias: ahora en Nuevo León no hay mayor problema, pues se ha optado por penalizar el aborto.
Pero veamos: ¿no sería mejor estudiar en primer lugar las causas? Muchos embarazos no deseados se deben a violaciones o incluso a falta de educación en ambos miembros de la pareja. ¿Porqué castigar entonces a la mujer?
Es cuestión de justicia elemental: ¿Qué tiene más valor: la vida de una mujer o la vida de un embrión? ¿No merecemos, las mujeres, un poco de más consideración?
El aborto debería ser un derecho para toda mujer, porque es una necesidad cuyo origen o causa no radica en ella sola, insisto: es cuestión de justicia elemental.
Por otro lado, la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) no es un acto gozoso, no es un gusto: es una necesidad. Esa necesidad la tienen cubierta las mujeres económicamente favorecidas, en los mejores hospitales de toda la República mexicana. El problema lo tienen las mujeres pobres: no tienen a dónde acudir.
El aborto, como práctica necesaria que es, ha existido siempre y seguirá existiendo. La cuestión es si deseamos o no proteger a las mujeres más desprotegidas económica y socialmente, quienes son también las más violentadas y abusadas sexualmente.
Nuestras niñas, nuestras jóvenes, nuestras mujeres, merecen otro trato. ¿Hasta dónde podemos permitir que ideas fundamentalistas guíen nuestras leyes? La ciencia ha explicado hasta la saciedad la razón por la que el aborto hasta antes de las doce semanas no es un acto homicida: ¿cuándo la vamos a escuchar?