La estulticia, la locura y estupidez humanas, nos han llevado a la situación planetaria actual, que se complica y definitivamente no es natural: es una anormalidad cuyo responsable es el ser humano. El trasfondo de todo cuanto ocurre actualmente, desde la pandemia hasta el cambio climático, tiene su origen en la inadecuada manera en que el homo “sapiens” se ha relacionado con el resto de los animales y con la naturaleza.
Respecto a la pandemia, todos sabemos que comenzó por un murciélago o un pangolín, ambos animales silvestres que no tenían nada que hacer en contacto con el ser humano y mucho menos tenían porqué estar en cautiverio, el cual conlleva no solo falta de ética y compasión sino falta de higiene.
Ahora una noticia se asoma como la punta de un iceberg cuyas proporciones aun ignoramos. En Dinamarca encontraron cinco mutaciones nuevas del virus SarsCov2 en diferentes “granjas” en las que viven un total de 17 millones de visones. Estas granjas son en realidad jaulas en las cuales estos animales pasan la vida para luego entrar a la fábrica de muerte en la que serán despojados de su piel.
Las mutaciones se han detectado y estudiado: ya tienen nombre y apellido y los científicos consideran que ponen en riesgo la efectividad de la futura vacuna, de modo que han tenido una idea brillante: matar a los 17 millones de visones. Hasta ahí llega la sapiencia del homo sapiens: matar.
A ningún gobierno se le ocurre decir, por ejemplo, que el cautiverio de animales silvestres debe prohibirse. Tampoco se habla del cautiverio animal en general, el cual no solo muestra una ausencia de compasión y sensibilidad ante la vida, sino una estupidez radical, porque ya sea por virus, bacterias, hongos o parásitos, desde la tuberculosis hasta el covid-19, decenas de las enfermedades más letales provienen de un contacto inadecuado con el mundo animal.
La solución de Dinamarca no es reconocer que éticamente hemos sido mucho peor que los nazis en nuestro trato para con los animales, y eso, dicho por un judío que vivió Auschwitz y fue uno de los más grandes escritores de la humanidad: Isaac Bashevis Singer.
La solución no es dejar en paz a los animales silvestres, prohibir la caza, prohibir el cautiverio, no: maten todos; extermínenlos. Hasta ahí llega la grandiosa capacidad del homo “sapiens”. ¡Qué descaro más ridículo autonombrarnos “sapiens”!
Somos tan sabios, tan sabios, que estamos destruyendo al planeta. Sabemos que el carbón contamina y mata: pero es negocio. Sabemos que la tala de bosques y selvas acaba con el mundo: pero hay que plantar comida para el ganado vacuno, pues es negocio. Sabemos que la industria minera contamina, que los colorantes de la industria textil también lo hacen, pero todo es negocio.
Sapientísimos sapiens: es hora de saber que hay otras formas de relacionarnos con los animales y con nuestro planeta.
Es hora de despertar: ¡ya!