Política

Desde la FIL

Hace dos años me comprometí públicamente a volver a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con un nuevo texto. Los astros se alinearon y junto a mis colegas Rocío Salinas y Juan Alberto Amézquita presenté Hambre Cero. Narraciones y esfuerzos institucionales, que coordiné con Luz Natalia Berrún y José Carlos Vázquez. Modestia aparte, el texto resulta oportuno. Me explico.

En lo que a la defensa de los derechos humanos se refiere, los avances de los últimos 230 años han sido extraordinarios, si consideramos que no es legal la esclavitud, no somos siervos de un señor feudal, los pueblos eligen a sus gobernantes, la mujer tiene muchísimo más protagonismo en la vida pública, la diversidad –en sentido amplio– puede expresarse y un largo etcétera que dramáticamente contrasta con el hecho de que a diario, como refiere Martín Caparrós, 25 mil personas mueran en el mundo por causas relacionadas con el hambre crónica y la malnutrición.

Si nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido tantos recursos económicos y tecnológicos, para evitar que alguna persona muera a causa del hambre, ¿por qué este flagelo continúa presente?

La respuesta simple es: porque lo permitimos. La respuesta compleja es que, tal como señalo en el libro haciendo mías las palabras de Thomas Poge, “la pobreza extrema persiste porque no sentimos que su erradicación sea moralmente imperiosa”.

A la fecha, muchos gobiernos en el mundo continúan defendiendo la idea absurda de que la pobreza alimentaria es provocada por el modelo económico y político de turno, dejando –mañosamente– de lado el hecho de que la raíz del problema tiene una naturaleza ética. La gente que muere a causa del hambre muere porque la sociedad lo permite. Las muertes por hambre son absurdamente innecesarias. He aquí el trasunto ético.

Con esta premisa en mente decidimos convocar a un grupo de expertos en el tema, quienes generosamente nos compartieron el resultado de sus investigaciones, mismas que se distribuyeron en los 11 capítulos que conforman el texto.

No le voy a espoilear el final, para que usted se haga el documento y lo analice. Lo que sí puedo adelantarle es que las narraciones recogidas dan cuenta de algunos esfuerzos institucionales que nos dejan una certeza clara: hemos dado pasos importantes, pero aún estamos muy lejos de erradicar el hambre en el planeta, porque simplemente no se nos da la gana hacerlo.


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Pablo Ayala Enríquez
  • Pablo Ayala Enríquez
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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