Política

Reconciliación y restauración

Un día se terminó un sexenio y de pronto la gente se dio cuenta que ahí no terminaba la historia de la odisea, sino que en el siguiente minuto quizá tendría que empezar a escribirse la verdadera.

Fue aquel un ciclo de poder embriagante, del que hasta que bajara la efervescencia política y la euforia de la transición triunfal, así como la estridencia del adoctrinamiento y la propaganda en monólogo que excitó a una especie de feligresía, se podría asimilar, para cuánto alcanzaría lo que dejó el prócer a manera de legado, y su sucesora tendría que hacer o deshacer con lo que le heredaría, a partir, claro de la magnanimidad y nobleza que le había reconocido como característica su mentor.

Eran tan evidentes que las problemáticas, las carencias, los desequilibrios y los riesgos que acechaban que por eso quizá con inquietud y algo de optimismo una gran parte del público aguardaba expectante las primeras expresiones y decisiones de la prometida heroína ya ataviada con el traje fulgurante y el cetro.

Su sensibilidad femenina, su prudencia y responsabilidad para reconocer los retos que parecían caminar a su encuentro y la imperiosa necesidad (o la ineludible obligación de actuar dada su investidura heroica) de intervenir con determinación, asertividad y visión para darle al pueblo el mejor rumbo posible no podían postergarse, después de todo para ello se dice que estuvo luchando desde su juventud.

Mientras, el ánimo de los espectadores forcejeaba entre una fervorosa fe y un duro escepticismo en el cual no acababa por digerirse la idea del mal menor ni del pasado que fue peor.

No se asimilaba, entre otras, la idea desde alguna encumbrada posición se negará sistemáticamente la posibilidad de que existieran otras formas de pensar e idear soluciones a los problemas cercanos o que no cupiera crítica al dictado de la intuición o del clamor de los afines, tampoco calaba la idea de generar nuevos problemas que priorizar, antes de resolver los ya existentes, no se entendía que alguien pensará siquiera en provocar más encono y confrontación entre los propios, en lugar de buscar restaurar la cordialidad y civilidad en la cual restaurará la fortaleza y la grandeza de su nación…

La heredera tenía que decidir cómo hacer frente a esos entes amenazantes que intentaban apoderarse de su territorio y someter a su gente, dejando a su paso pocas opciones para subsistir… también como cuidar y ayudar a quienes ya sufrían estragos de la furia natural y además buscar futuro donde todos estuvieran en la mayor seguridad, justicia y orden posible…

Restaurar y reconciliar estaba entre sus opciones convenientes y duraderas. Ojalá.


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Óscar Glenn
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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