La cantante Yrma Lydya desde muy niña tenía muy claro su sueño y el pasado jueves tres disparos —uno de ellos en el rostro— acabaron con él. Su marido, el ‘abogado’ Jesús Hernández Alcocer, la asesinó dentro de un famoso y concurrido restaurante de la colonia Del Valle, a la vista de todos. Como quien se sabe con una garantía de impunidad.
Según testimonios cercanos a la víctima, ésta lidiaba con una relación marcada por el abuso. Hace seis meses lo había denunciado. El acta señala golpes, agresiones públicas e incluso la amenazó con una pistola en la cabeza. Solía impedirle asistir a sus ensayos. No la dejaba salir sola. Vivía prácticamente secuestrada en ‘jaula de oro’. Imposible pensar que un influyente sujeto de 79 años con poder económico tuviera una relación igualitaria con una joven de 21.
Este crimen podría convertirse en una bola de nieve que alcance a muy altas esferas del Poder Judicial y de las instancias de seguridad pública. Mucho se ha escrito sobre las relaciones de Hernández Alcocer con el ex secretario Genaro García Luna, el ex presidente del Tribunal Edgar Elías Azar o con el polémico obispo Onésimo Cepeda, pero resultará también de interés observar a sus amistades con actuales encargos públicos, que le estarían consiguiendo beneficios judiciales.
Fuentes cercanas a esta columna aseguran que Jesús Hernández mantiene cercanía con personajes clave en materia de seguridad y procuración de justicia. En específico, con el titular del Centro Nacional de Inteligencia, el general Audomaro Martínez, que “es prácticamente su hermano”. El pasado 26 de noviembre celebraron juntos sus respectivos cumpleaños en la calle Rayo 19, colonia Jardines del Pedregal, que se identifica como el domicilio del agresor.
Yrma Lydya intentaba un acuerdo de divorcio. Su abogado le recomendó no ver en solitario a su esposo, del que ya se había divorciado en una primera ocasión (al mes de su matrimonio terminaron y un mes después volvieron a formalizar); desafortunadamente nadie la acompañó a la fatal cita con Jesús Hernández Alcocer, quien ya se había adueñado de su carrera artística, para finalmente disponer, como dispuso, de su vida.
Palabras clave
El ‘abogado’ ya mueve ‘sus fichas’ para obtener una pena mínima y, ante el argumento de la edad, la comodidad de una prisión domiciliaria. En el Pedregal. Estamos avisados.
Óscar Cedillo
@Conejocedillo