“Andrés Manuel me puso aquí y solo él puede quitarme”, es el comentario que el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Pablo Gómez, le soltó a la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, cuando ésta le insinuó durante los primeros meses de este año que sería relevado del estratégico puesto, desde donde se pueden detectar y combatir las estructuras financieras del crimen organizado y de los funcionarios corruptos.
La presión del gobierno de Trump en EU era ya demasiada sobre la administración de Claudia Sheinbaum y el caso Vector-CIBanco-Intercam fue la gota que derramó el vaso; se exigía desde el otro lado una UIF eficiente y con disponibilidad para coordinarse con las agencias de investigación estadunidenses. Se requería, pues, una UIF opuesta a la que operaba Pablo Gómez.
La UIF que heredó el gobierno de AMLO estaba desmantelada, se dejó de invertir en tecnología para incrementar y resguardar el flujo de datos, se cerraron los canales de comunicación con las oficinas de seguridad extranjeras y se ignoraron diversas solicitudes de información de la FGR y del INE —lo que impidió judicializar en tiempo y forma carpetas de gran envergadura o documentar delitos electorales.
Fue entonces necesario implementar una estrategia inteligente desde Palacio Nacional: se colocó a Pablo Gómez como cabeza de la Comisión Presidencial para la Reforma Electoral y se le retiró así de la UIF. Se le dio una salida digna al funcionario, sobre todo cuando es sabido que Gómez Álvarez guarda en su cajón desde hace más de 30 años varias propuestas para modificar el sistema político mexicano.
En lo que respecta a la “nueva UIF”, ésta ha quedado en las manos en las que operativamente debe estar; si bien se mantiene sectorizada a Hacienda, el arribo a su titularidad de Omar Reyes Colmenares garantiza que el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, esté perfectamente enterado de lo que sucede en su interior. Se prevé con esto recuperar la confianza de Estados Unidos.
Palabras clave
La relación de la UIF de Pablo Gómez con el gobierno de EU estaba destinada al fracaso; este político de larga trayectoria —que en repetidas ocasiones ha sido legislador— ni siquiera cuenta con visa para cruzar cuando él quiera a la otra orilla del río Bravo; acaso se le permite acceder para participar en reuniones específicas.