El gobierno de CdMx tomó la decisión y apostará por convertir a la capital del país en un centro turístico y de residencia de talla internacional, a pesar de las protestas que tuvieron lugar este fin de semana contra el fenómeno de desplazamiento conocido como gentrificación, y que terminaron por convertirse en expresiones de xenofobia que el equipo de Clara Brugada debe reprobar.
Los números que ha presentado en las reuniones de gabinete la secretaria de Turismo local, Alejandra Frausto, obligan también a abandonar el diálogo con estos grupos radicales que exigen imponer límites a las plataformas de renta temporal, pues no hay suficientes cuartos de hotel para dar cobertura a los aficionados que se espera visiten la ciudad con motivo del Mundial de Futbol 2026.
Frausto ha detallado que el déficit de espacios de hospedaje alcanza hasta los 40 mil cuartos de hotel y que ya no hay tiempo para completar esa infraestructura. La respuesta —dice en corto la funcionaria a los interesados— está en la expansión apresurada de la oferta de plataformas como Airbnb y Booking, misma que en la actualidad también es insuficiente: no llega a los 30 mil inmuebles disponibles.
El problema es que en ciertos espacios de la capital y frente a algunos grupos radicales de activistas, hablar del apoyo a estos servicios de renta de corta estancia es políticamente incorrecto o por lo menos lo era hasta antes de los actos de violencia del viernes pasado, cuando esos grupos dieron motivos suficientes para deslegitimar sus reclamos.
En el nuevo escenario, la administración de Brugada ha tenido que salir en bloque a ratificar la vocación de CdMx como una plaza cosmopolita, con puertas abiertas para visitantes y residentes extranjeros. En esta línea cuentan con el apoyo del gobierno federal y de la presidenta Sheinbaum, quien está también convencida de que la Copa del Mundo es apenas un trampolín para traer en el futuro nuevos eventos internacionales y, por supuesto, mayor derrama económica y crecimiento.
Palabras clave
El objetivo no es abandonar a los grupos poblacionales que claman legítimamente por su derecho a la vivienda, pero hay alternativas para atender esos requerimientos, como recuperar y habilitar los casi 200 mil inmuebles de la ciudad que, según el Inegi, se encuentran en calidad de abandonados, aunque no estén en la Condesa, la Roma o Polanco.