Ayer por la mañana, mi cerebro que a veces funciona muy bien en la memoria de largo plazo y que es muy auditivo, comenzó a tararear una canción de finales de los 70’s que cantaban en La Vecindad del Chavo y que se llamaba “Un año más”.
“Ya pasó Nochebuena, ya pasó Navidad, y esta noche comienza, un año más. Un año más, un año más, para el que viene, felicidad. Para el año que viene, sólo pido la paz, el amor de la gente, y nada más”, cantaban a coro los personajes de esta serie emblemática de Chespirito en 1977.
El amable lector se preguntará porque Cervantes escribe esto ya cuando están transcurriendo 10 días del 2022 y la respuesta es sencilla: para fines prácticos, hoy es el día formal de regreso a la productividad general tras el periodo vacacional decembrino.
Terminó el maratón “Lupe-Reyes” y todavía este fin de semana se comían las últimas roscas y las últimas comilonas antes de iniciar la dieta del nuevo año.
De hecho, esta canción llegó a mi cerebro justo después de escuchar noticias sobre el estado actual del Covid19 en el país y amanecer en casi todos los medios con la noticia de que el fin de semana fueron los días de mayor contagio en lo que va de toda la pandemia, desde el 2020, con cifras poco optimistas de los picos que vendrán en las próximas semanas tras las vacaciones de invierno y, la discusión pública de si deben o no, reanudarse las clases presenciales.
Me llamó mucho la atención que en las redes sociales y en los medios masivos proliferan las críticas hacia todos los niveles de gobierno y las acusaciones en contra de gobernantes de unos u otros partidos, producto de las decisiones con relación al Covid19, como buscando a quien responsabilizar de nuestras propias decisiones.
Si hacen algo los gobernantes, se les critica, si no hacen nada con más razón, pero si dejan a criterio de los ciudadanos que nos cuidemos nosotros mismos y entre todos, se les juzga a ellos de manera ácida acusándoles de “lavarse las manos” y no querer comprometerse.
Con tristeza pensé en voz alta: no hemos aprendido nada en estos años de crisis mundial derivada de la pandemia.
A nivel de ciudadanos exigimos que el gobierno paternalista nos resuelva todo o nos dicte todo, como si no tuviéramos responsabilidad propia de saber qué hacer con la información que se nos presenta, por la sencilla razón de que es más fácil echarle la culpa a alguien más, que asumir nuestra propia libertad responsable.
Si el gobierno hace lo correcto, entonces es su obligación, para eso les pagamos impuestos, pero si se equivoca lo linchamos desde la comodidad de las redes sociales, pero nosotros no nos comprometemos a nada. ¡Que cómoda postura!
Igual pasa en la vida en todos los sentidos. Es más fácil culpar a Dios, a la suerte, a nuestros padres, a las instituciones, al trabajo, a los jefes, a los empleados, a los demás, al destino o a las circunstancias, que asumir nuestra propia responsabilidad y tomar las riendas de nuestras propias sendas.
Y sí, este lunes en que la mayoría regresamos de las vacaciones y ya se quitaron los adornos navideños, iniciamos un año más con Covid19, con inflación, con la cuesta de enero, con frío, con calor, con pobreza en el mundo, con desigualdades y un montón de cosas más que pueden mantenernos paralizados, porque es más fácil ser víctima de las circunstancias, que protagonistas de nuestra propia vida.
Lo decíamos en días anteriores, el cambio de año es solo eso, una vuelta al calendario y las cosas pueden permanecer igual si cada uno elegimos seguir donde estamos. El año nuevo sólo va a cambiar si la transformación nace de nosotros.
Recitemos la oración de la serenidad: Señor, concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y, sabiduría para distinguir la diferencia.
Cierro preguntando. ¿Qué queremos? Un año más como cualquiera, lleno de quejas, jugando al papel de víctima en el que busquemos a quien responsabilizar de nuestras tragedias humanas. O bien, un año más de oportunidades para cambiar, para ser mejores, para proponer activamente, para hacernos responsables de lo que nos toca, para dejar de quejarnos y comenzar a accionar, para cesar el pesimismo y abrir una mente optimista.
Nosotros agradecemos por un año más para tratar de ser los protagonistas de una vida feliz, sin importar las circunstancias.
Que haya un buen retorno a esta nueva normalidad, para todos.
Omar Cervantes Rodríguez