Política

El Charro Rosa

“Nunca se avergüencen de lo que son pero, sobre todo, los mexicanos y la comunidad LGBTIQ+ también tenemos derecho a sentirnos orgullosos… ¡Arriba, México!” fue el mensaje que Christian Chávez, cantante y ex integrante del grupo RBD, ataviado con su polémico traje de charro en color rosa mexicano con hermosos bordados dorados, un moño con bordados rosa mexicano y botines dorados, envió un mensaje a su público en un concierto en Las Vegas, Nevada.

Palabras que hacen referencia a las críticas con tintes homofóbicos realizadas por la nayarita Luisa Echevarría, reina de la Federación Mexicana de Charrería, en referencia al color del traje y el uso de tenis en una presentación previa del ex RBD: “…con este mismo respeto te invito a que portes nuestra indumentaria, la de los charros, conforme a nuestros cánones y que nos permitas ser reconocidos en el mundo a través de tu arte también por la elegancia de nuestros trajes”.

Si bien es cierto, el Reglamento Oficial General para Competencias de Charros, en sus artículos 73 y 75, prohíbe usar pantalón charro con zapatos tenis y se limitan los colores de los botines a solo café, vino, bayos o grises y sus tonalidades; y para la camisa, el pantalón, la corbata, el cinturón, los guantes y las manillas se autorizan solo los “colores serios” quedando prohibidos el rosa, violeta, lila, fucsia, naranja, mamey, melón, todos estos en sus tonalidades, así como los tonos fosforescentes, metálicos y pastel.

También es verdad que las y los cantantes que visten esta indumentaria no lo hacen para participar en una competencia de charros, ni de escaramuzas, por lo que el Reglamento no les obliga.

Un claro ejemplo son las presentaciones del cantante Vicente Fernández, quien vistió el traje de charro en colores mamey o

naranja, sin recibir señalamiento alguno, ni solicitudes de apegarse a los cánones de la charrería, como sí ocurrió con Christian.

La homosexualidad pública de Christian Chávez es el trasfondo. El machismo inherente a la charrería tiñe su Reglamento de competencias.

No es casualidad que los colores prohibidos sean rosa, violeta, lila, fucsia, naranja, mamey, melón, todos estos en sus tonalidades, así como los tonos fosforescentes, metálicos y

pastel.

Colores “no serios”, colores estereotipados como femeninos, los cuales amenazan la frágil masculinidad del macho mexicano, construida a partir de la negación de lo femenino.

El valor cultural e histórico de la charrería es innegable, es un claro testimonio histórico de su origen.

En 2016, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a la charrería Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por considerarla una práctica de hacer suertes a caballo vestido con traje de charro que constituye para un medio para trasmitir valores sociales importantes en las nuevas generaciones. Seguramente, la Unesco no se refería a la discriminación y la homofobia.

La sociedad ha cambiado. Hoy, ya no caben las expresiones discriminatorias. Las nuevas generaciones demandan valores que permitan el reconocimiento de la diversidad, el respeto y las garantías para el ejercicio de los derechos humanos de todas las personas, incluyendo a nuestro Charro Rosa.


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Nohemí Argüello Sosa
  • Nohemí Argüello Sosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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