Les tengo que confesar que hoy fue de esos días que me sentía sin mucho que decir, actualmente hay tantos temas en puerta que la idea de elegir uno por sí misma me resulto abrumadora. Que si las elecciones en USA, que si en Guanajuato la Gobernadora electa ya anunció cambios estructurales, que en el caso hipotético de que Vladimir Putin viniera a México lo extraditarían las autoridades mexicanas, que si la Sheinbaum (no sé cómo se escribe su apellido extranjero) dejó con el saludo a Noroña, que si las guerras en Ucrania y Palestina siguen o el tema del cuatro que le pusieron al Mayo Zambada… entre otros. Y les digo la verdad, hoy no tengo interés en opinar sobre ninguno de esos temas que ocupan los titulares de las noticias.
Ponemos tanta atención en lo que pasa a nuestro alrededor o lo que les pasa a otras personas que a veces en eso se nos va la vida, en opinar sobre situaciones que a final de cuentas no dependen de nosotros y no tengo nada en contra de estar informados y establecer juicios y por cultura general saber de todo; sin embargo, para mí siempre lo más importante en este espacio que muy amablemente me conceden cada fin de semana en Notivox y ustedes los minutos que se toman leyéndome ha sido poder transmitir mensajes de paz, coherencia, juicio común, experiencias u opiniones que, lejos de generar división u odio, generen conciliación y generosidad, creo firmemente en que sí podemos aspirar a tener una ciudad mejor, en donde podamos ser una comunidad positiva, activa y propositiva.
Creo que es sano de vez en cuando dejar de lado lo que pasa en el mundo y centrarnos en lo que está pasando con nosotros mismos. En esta época resulta abrumador intentar entender todo lo que esta pasando y es verdad que en su mayoría todo está fuera de nuestro control. Pero lo que sí podemos controlar es lo que pasa en nuestro propio universo, el universo personal, en nuestra cabeza, nuestros pensamientos, en nuestro primer circulo de convivencia que empieza por nosotros mismos. Disfrutar el ahora, las cosas pequeñas de la vida, la presencia de los seres vivos a nuestro alrededor. Olvidarnos de todo lo que no tenemos y agradecer por lo que tenemos. Abrazar la vida porque no sabemos cuándo se nos acabe este precioso regalo.
Elizabeth Kübler Ross, una afamada doctora suiza que daba acompañamiento a los moribundos concluyó en todas sus obras que no hay que tener miedo a morir, que es una transición, un paso más y que para morir bien hay que vivir bien. Mi abuelo materno decía que no se arrepentía de cosas que hubiera hecho, sino de aquellas que nunca intentó. Mi abuelo paterno siempre nos decía: “No temas”.
No sé si necesitaban leer esto hoy. Yo definitivamente sí necesitaba escribirlo.