Sociedad

París

  • Criando Consciencia
  • París
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Llegué a París con los pies rotos de tanto caminar sin rumbo solo para darme cuenta que el rumbo no es tan importante como mantenerse en movimiento.

Soy la mujer que se iba a aventar del balcón embarazada, la que todavía respira profundo cuando pasa el metro o el tren sobre las vías porque tiene el flashazo de saltar entre las ruedas. 

Soy la niña que dejaba de comer por días y luego se atascaba, SOLO PARA HACERSE DAÑO. Soy la adolescente con las hojas de afeitar en la mano y las cortadas en los brazos y las piernas. 

Soy la que tomaba un poco de alcohol antes de intentar dormir, desde los quince. Soy la que no puede respirar, la que se ahoga sin sus medicamentos. 

La que necesita que la rescaten de un banco o del mandado en medio de una crisis. 

Todas esas soy, pero también soy la que se rompió los pies avanzando, a veces con un fuerte llanto, otras con más calma, pero la mayoría de las veces sin rumbo.

A mí no me han parado los pies desde que decidí que el balcón no era opción, y hoy cumpliendo un gran sueño, me he podido detener a sanar heridas y acariciar rasguños por primera vez en años.

Hoy soy también quien se trata con ternura, quien sabe volver a casa cuando se ha ido a dónde no quería. 

Soy quien se asume un alma individual y única, que ejerce a veces de madre, pero no permite que un solo rol la invada.

Hoy soy quien es leída por miles y abrazada por cientos. Soy aquella que tiene tanto que decir que escribió un libro y tiene otros varios en proceso.

Soy la mujer que no se agacha más, que no se detiene más, que cuando es necesario puede volverse a sí misma. 

Soy la que enseña, acompaña y se ensaña y muestra los dientes a quienes le dicen que no va a poder.

Soy la que danza con los árboles en su casa, en la calurosa sala con sus hijos, amando cada segundo de ser mamá mientras crea lazos dorados de mucho más qué eso.

Soy la que sobrevivió a sí misma, la que no se detiene, la que sabe que a veces, cuando la vida se derrumba, es porque precisamente estábamos construyendo tercamente sobre el lodo. 

Hay que buscar tierra firme y fértil. Hay que ignorar esas voces que nos dicen que disfrutar de vivir está mal. Hay que ignorar la voz interna que nos dice que debemos ser de cierta forma o no ser de otra.

Hay que asumirnos humanas, mamíferas, manada. Las manadas siempre en movimiento, buscando, esperando, cuidando, nos enseñan que todos los roles son indispensables para la sobrevivencia. Ignora uno e ignora la loba que vive en tu interior.

Cuidar, crear, amar, existir en calma, en fiera, en agua, en luna. Somos mamás lobas y no deberíamos relegarnos solo a la leche, si somos fuego y alma que arde insomne, que ilumina y nos muestra el camino a los miles de caminos que existen en los bosques.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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