Sociedad

Me preguntaba el otro dia-1

  • Criando Consciencia
  • Me preguntaba el otro dia-1
  • Nadja Alicia Milena Ramírez Muñoz

Hace meses que ella solo habla con la radio, llega el esposo y toca hablar de su trabajo y escuchar sobre futbol, ser usada solamente para satisfacer el ego.

Ella no “tiene” nada. La tienen y se dan la vuelta para seguir durmiendo.

Al día siguiente mamá sombra prepara lunch, limpia la casa y medio habla con sus amigas de la infancia por el celular. Y la rutina se vuelve a repetir.

Cuantas ideas geniales y maravillosas se quedan entre pompas de jabón, sepultadas entre berrinches; cuanto deseo se muere entre esas sábanas con olor a suavitel del económico, cuantos sueños se quedan a medio paso entre la novela y la casa reluciente.

Mi mamá solía ser una sombra. Ella nos rayaba zanahorias y nos dejaba ver Pokemon antes de dormir. 

Limpiaba cuidadosamente las repisas llenas de la basura de mi padre, y aunque sé que lo trataba de disimular, la recuerdo matando a las terribles cucarachas casi todos los días.

Mamá sombra dejó de ser sombra cuando volvió al desierto y eligió arder.

¿Arder cómo?

En Plaza de Mayo están las madres inamovibles, negándose a ser invisibles. 

En las casas, sin embargo, están las madres con la misma fuerza, la misma rabia y la misma capacidad de lucha, de rodillas levantando conejitos de polvo; en silencio, en amor infinito, en la inconsciencia del poder que tienen entre manos al abrazar a los hijos.

En los centros de justicia están mujeres haciendo filas inútiles para meter denuncias que durarán meses antes de ser efectivas.

Las filas para los juzgados de lo familiar son inmensas, pero las pensiones paupérrimas.

¿Cuántas mujeres cumplidoras de sueños, acompañantas de realidades difíciles se topan con la pared helada del compañero que no las quiere ver?, de la sociedad entera que no habla con las madres y no sabe lo que ellas necesitan, cómo la semana loca en las escuelas que, si bien vuelve lúdica la experiencia educativa, vacía los bolsillos ya agujereados de las madres.

Así vi a una madre buscando en las mesas vacías de McDonalds algo de envolturas para no gastar, algo de esperanza para seguirlos enviando con una sonrisa, aunque no haya con qué, porque las madres siempre encuentran la manera, siempre, y es impresionante dado la cantidad de paredes que nos levantan en la frente a cada paso.

Y así, sin embargo, y ante la indiferencia de quienes nos quieren sombras, ardemos.

Ardemos con el sombrero loco en las manos, los niños bien peinados y los $100 en la bolsa, ardemos de necesidad de ser vistas, ARDEMOS DE INDIGNACION, DE AUSENCIAS, DE RABIA, de adioses, de bienvenidas. 

Ardemos como mujeres dueñas del mundo, ardemos, aún fuera de la fila, aún en la cocina, aún bajo la cama, derritiéndonos bajo sus cuerpos indiferentes.

Somos las que arden y encienden luces, criando, lactando, a puerta cerrada o en las filas de la procrastinación patriarcal. Somos, seremos siempre mucho más que las sombras que nos han enseñado a ser.

Somos rabia, fuego y ardor. Ten cuidado, que te quemas.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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