La democracia no debería costarle la vida a nadie. Y, sin embargo, a la sangre derramada en el proceso de eliminar al autoritarismo de nuestra vida política, se le sumó, ya en nuestra etapa democrática, el terrible fenómeno de la violencia política, que no deja de crecer en el país, en gran medida por la búsqueda del narco de incidir en la toma de decisiones públicas.
Aún así, las campañas logran presentarse como espacios de alegría. Es innegable que, en la búsqueda del voto, las candidaturas llevan movimiento y entretenimiento a lugares en los que suele nunca pasar nada de ese tipo. Ya sea porque son zonas rurales apartadas, o bien porque son colonias de la periferia más pobre de las ciudades.
El periodo electoral acerca diversión a gente que normalmente no tiene la oportunidad de ver espectáculos musicales o participar en bailes y verbenas casi a las puertas de su casa. Y la alegría, además de ser un derecho, es componente importante del fenómeno electoral, siempre vinculado a las emociones. De hecho, está disponible en plataformas una excelente película que aborda cómo apelar a la alegría fue determinante en el plebiscito chileno para sacar a Pinochet del poder.
Ayer, en el marco de lo que debió ser un momento festivo y alegre en San Pedro Garza García se suscitó una tragedia en la que varias personas, asistentes a un mitin electoral, perdieron la vida y otras resultaron con heridas.
El templete desde el que los candidatos se dirigían a los asistentes fue literalmente jalado hacia el suelo por fuertes ráfagas de aire. La alegría se disipó en instantes, dando paso primero a la confusión y luego a la tristeza.
Una sola luz brilló en lo obscuro de lo ocurrido. Figuras de todos los partidos se solidarizaron con las víctimas y decidieron hacer un alto en las campañas. Por un instante nos acordamos que sí podemos ponernos de acuerdo y que el principal acuerdo es que no hay campaña que valga una vida humana y que la democracia no debería costarle la vida a nadie. Qué pena que haga falta una tragedia de estas dimensiones para ponernos ante las cosas que realmente importan.