Estos días se está celebrando en Mérida el Congreso Anual de la Asociación Mexicana de Ciencia Política, la AMECIP. En su marco, el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana de Nuevo León presentó una obra colectiva que es parte de su labor editorial. Se trata de Democracia en Punto de Inflexión. Reflexiones del Proceso electoral 2020 – 2021.
Como una forma de justificar su título, en la introducción, así como en las colaboraciones que lo componen, se hace referencia al reto que significó desarrollar un proceso electoral en el marco de una pandemia; también se invoca como contexto la compleja elección presidencial en Estados Unidos y la inusitada toma del Capitolio.
Asimismo se hace referencia a las elecciones en Bolivia, Perú y Venezuela. Sin embargo, el título se volvió más pertinente -incluso profético- con el pasar del tiempo y a la luz de las recientes noticias en nuestro país, que no hacen sino fortalecer esta hipótesis subyacente de que la democracia está llegando a un momento peculiar que puede ofrecer alternativas entre ruptura y viraje, pero en el que la continuidad no es opción.
En la obra, entre muy valiosas colaboraciones, resalta un recuento del proceso pasado hecho por el consejero nacional del INE Martín Faz, que cierra su colaboración con la siguiente frase: “En suma, la necesidad de revisar la norma electoral vigente debe existir para mejorar la equidad en las contiendas por el poder político en nuestra nación, pero resulta más relevante realizarla en el marco de la autocrítica y la comprensión de los fenómenos electorales emergentes en cada proceso electoral”. Veo poco o nada de esta óptica sugerida por Faz, en las propuestas a discusión en el seno de las Cámaras, falta la data que soporte las iniciativas. En lugar de eso han reinado la información fuera de contexto, las descalificaciones y la sobrepolitización del asunto. La tabla rasa no es un punto de partida, sino un despojo. Dinamitar los caminos por lo que se pudo transitar para evitar que otros los recorran es una táctica de guerra, no de búsqueda del bien común.