“Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”
(Jorge Luis Borges).
Cómo perdonar a alguien, que cada vez que le ves o evocas, trae a tu mente el o los motivos que te llevaron a alejarte.
Revivir los hechos o sucesos que marcaron un final incómodo, una separación inesperada.
Si no se olvida, ¿cómo se perdona?
¿En qué consiste perdonar?
¿Será que esos hechos hacen una especie de vuelta a ***le déjà vu***(lo ya vivido)?,
a otros eventos o situaciones con otras personas, llevándonos a viajar a la “banda continua de moebius” en la cual vas y vienes a lo ya vivido, haciéndonos sentir que vuelven y actualizan emociones pasadas de rechazo, maltrato, abuso, indiferencia, coraje, ira, rabia e impotencia.
Las experiencias vividas son nuestro marco de referencia, las emociones se quedan en el inconsciente, no se van a ningún lado, puede ser que se nuble el contenido. Por lo tanto, aceptar los hechos con la parte de responsabilidad que nos corresponde, es la manera de llevar a cabo esos cambios al interior de uno mismo, para tomar la decisión de cómo tramitar la percepción que tenemos de esa realidad. Primero nos perdonamos a nosotros mismos, porque no hicimos algo para proteger nuestra integridad física y emocional, o no nos dimos cuenta cabalmente de los hechos.
Así, el perdón es para mí la reparación en mi interioridad y una vez que se logra, el olvido es una consecuencia de lo que vamos a superar porque ya no nos interesa, queda un aprendizaje que nos lleva a buscar nuevas rutas, en las cuales haremos las cosas diferentes para llegar a otros tipos de finales, al posibilitar elaborar lo que nos permita poner un alto para que no te sigan lastimando.
Cuando logras enfrentarte en tu interior para concluir esos pasajes de la vida, se da el perdón y el olvido, lo que queda es el aprendizaje y un sentimiento de paz.
“Vida, nada me debes,
Vida, nada te debo,
Vida, estamos en paz” (Amado Nervo).
