Espectáculos

El círculo de la vida de los clásicos de Disney

  • Bambi vs. Godzilla
  • El círculo de la vida de los clásicos de Disney
  • Maximiliano Torres

Ir al cine en esta y la siguiente década significará, en gran parte, aceptar que Hollywood se meterá con tu infancia. Metido de lleno en esta difícil misión está Disney, cuya estrategia de producir remakes de sus clásicos animados le ha planteado el reto de poner un dedo encima a su obra maestra: El Rey León. Tesoro de numerosas infancias, la cinta con la que el estudio alcanzó en 1994 la máxima expresión de su legado animado ahora recibe un cambio de look digital en el que no se usaron cámaras, ni sets, ni pantallas verdes. Su meta es tocar las mismas fibras que aquella entrañable versión hecha en animación 2D.

En la sabana africana nace un futuro rey. Simba idoliza a su padre, el rey Mufasa, y toma en serio su destino real. Pero no todos en el reino celebran la llegada del nuevo cachorro. Scar, el hermano de Mufasa y ex heredero del trono, tiene sus propios planes. Traición, tragedia y drama caerán sobre Pride Rock, provocando el exilio de Simba. Con la ayuda de Timón y Pumba, un par de amigos recién descubiertos, Simba tendrá que descubrir cómo crecer y recuperar lo que es legítimamente suyo.

Varios factores nos hacen desear que a este remake le vaya bien. El más obvio es proteger nuestra nostalgia de malos intentos cinematográficos. El segundo, la presencia de Jon Favreau como director, encomendado a repetir el balance de alma y técnica que obtuvo en El Libro de la Selva. Pero ni el cineasta más carismático y bien intencionado puede contra una tendencia tan anticlimática en la industria actual como lo es la de revivir nuestras memorias de la infancia con mejor tecnología.

A su favor, El Rey León tiene el no haber sido sometida a una actualización de valores. La historia difiere de la original en aspectos de guión que no pretenden una rectificación ética de su trama, como lo vimos en Dumbo y Aladdín. Hay ciertos diálogos nuevos, Rafiki, el mandril consejero de Mufasa, fue atenuado, mientras que Nala recibe más presencia. Las coreografías fueron atenuadas y se agregó el tema musical “Spirit”, que perfilará a Beyoncé a su inevitable estatus de EGOT, es decir, estar entre los contados artistas que han ganado los premios Emmy, Grammy, Oscar y Tony. Salvo estas variaciones, sus temáticas se mantienen intactas: familia, liderazgo, pertenencia. No obstante, la temática que verdaderamente se queda en nosotros conforme vemos su sofisticada producción es que, en el caso de la animación 2D frente a la animación digital, los avances tecnológicos no siempre equivalen a evolución. En la traducción visual de caricatura de antaño a producto consumible para el año 2019 se pierden las expresiones faciales con rasgos humanos que eran clave en la cinta de 1994, así como el ritmo y el tono que permitía a la original ir de una muerte trágica a hacernos cantar Hakuna Matata.

Evocando el naturalismo de un documental de vida salvaje y con un elenco estelar de voces que no hace demasiada diferencia, El Rey León se queda lejos de los momentos emotivos, cómicos e inspiradores que hicieron de la original un clásico. Ahora bien, para los que tenemos nuestras reservas de la fría animación hiperrealista por la que optó Disney esta vez, el remedio sería asomarnos al trailer de Cats, que se estrenó esta semana y en el que la idea de conservar las expresiones faciales humanas en animales es más pesadillezca que emotiva. La prueba máxima para estas producciones será ver si, al igual que las clásicas noventeras de Disney, pueden ser vistas incansablemente por chicos y grandes durante los años posteriores a su estreno en cines.


twitter.com/amaxnopoder


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.