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García Márquez & Vargas Llosa

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García Márquez & Vargas Llosa
Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América Latina, Alfaguara, México, 2021, 162 pp.

El reconocimiento vendría después, pero lo conversado entre los escritores Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa en sendas jornadas en septiembre de 1967, anticipaba ya el rumbo de la narrativa surgida en la geografía latinoamericana, conocida mundialmente como realismo mágico. Un conjunto de obras y personalidades, prolíficamente leídas las primeras, casi en su totalidad desaparecidas las segundas, también llamado el boom, y que medio siglo después se niega a desaparecer de la escena pública.

Fue en una universidad limeña, 5 y 7 de septiembre las fechas, entonces García Márquez (1927-2014) acababa de publicar Cien años de soledad, novela de “sustancia mítica”, y Vargas Llosa (1936) tenía en su haber La ciudad y los perros y La casa verde, premiada la segunda. De modo que el conversatorio tuvo tintes más bien discretos, no por ello carente de las convicciones y temperamentos de ambos escritores, dilatados en los años siguientes al ritmo de la realidad cambiante.

A cincuenta y cuatro años dichos coloquios han sido recuperados, privilegio para quienes han seguido la obra literaria de sus protagonistas y hasta para los que recuerdan o suponen alguna lóbrega versión sobre el rompimiento ulterior (definitivo) entre García Márquez y Vargas Llosa. Esto en Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América Latina, libro de reciente circulación que se debe al “hallazgo” del colombiano Juan Gabriel Vásquez. Y es que, como cuenta el también prologuista, la edición original “llevaba años fuera del mundo” y solo se encontraba en “ediciones piratas, de autoridad dudosa o de comercio negro”.

Dos soledades… incluye además textos de Luis Rodríguez Pastor, Abelardo Oquendo, Abelardo Sánchez León y Ricardo González Vigil, quienes evocan aquella reunión en una “escuela colapsada”. “Las trescientas sillas de madera estaban calientes, y esparcida entre los estudiantes había gente de todas las edades, expectante, ansiosa, al punto de romper la cuarta pared e invadir el escenario, formando un círculo en torno a la mesa que tendría como protagonistas al flamante ganador del Premio Rómulo Gallegos y al flamante autor de Cien años de soledad”.

Se recupera también un texto de José Miguel Oviedo, encargado de presentar ante la audiencia a los protagonistas, después prólogo de una primera de lo expresado y escuchado en la propia Universidad Nacional de Ingeniaría peruana. La idea del encuentro, abunda Oviedo, era “revelar aspectos ignorados de la creación novelística, de la personalidad humana, de la experiencia privada, de ambos escritores”. Aunque en realidad el resultado fue un Vargas Llosa “interrogador”, si bien “por momentos los respectivos papeles se canjearon”.

Las obras literarias de ambos conversadores (al margen de sus posturas ante la realidad sociedad y el poder, lo sabemos hoy) se extenderían en el tiempo con éxitos contundentes, reconocidas (traducidas) mundialmente. Ambos obtendrían el Premio Nobel de Literatura, con veinte y ocho años de diferencia. Con todo, sus “creencias” quedarían establecidas ante el lector desde ese lejano 1967.

“Yo creo que todo gran escritor”, sostuvo Vargas Llosa, “aun cuando sea reaccionario, se evade de esas convicciones para describir la realidad auténticamente tal como es, y yo no creo que la realidad sea reaccionaria”. A lo que García Márquez contestó: “Sí, pero nosotros no nos evadimos de nuestras convicciones. Por ejemplo, todo el drama de las bananeras está planteado en mi novela de acuerdo a mis convicciones. El partido que yo tomo es definitivamente a favor de los obreros. Eso se ve claramente”.

“Entonces yo creo”, subrayó el colombiano, “que la gran contribución política del escritor es no evadirse ni de sus convicciones ni de la realidad, sino de ayudar a que, a través de su obra, el lector entienda mejor cuál es la realidad política y social de su país o de su continente, de su sociedad, y creo que esa es una labor política positiva e importante y creo que esa es la función política del escritor”.

Hace unos cuatro años, se recupera también en Dos soledades…, un periodista le preguntó a Vargas Llosa: ¿volviste a ver a García Márquez? A lo que contestó: No, nunca… Estamos entrando en terrenos peligrosos, creo que es el momento de poner fin a esta conversación [risas].

Mauricio Flores

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  • Mauricio Flores
  • [email protected]
  • Periodista, estudió Ciencia Política y Administración Pública en la UNAM
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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