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Retomando el control

La palabra yoga deriva de la raíz sánscrita yuj, que en su acepción más común significa integrar o unir. Para la tradición yóguica todo está interconectado y forma parte de una totalidad mayor; hablando del macrocosmos del Universo y la Conciencia Suprema y de los microcosmos, como el caso de nuestro cuerpo. La visión del yoga es integradora y si algo falla, o por el contrario, funciona armónicamente, tiene un impacto en el resto del sistema.

Los músculos en específico, de los que tanto se ocupan las disciplinas físicas, cumplen funciones interdependientes con huesos, órganos y junto con la mente y el espíritu, en un nivel más sutil. De ahí que fortalecerlos puede traer fuerza para la vida cotidiana, si se hace con conciencia.

Como lo explica Rosa López, quien es entrenadora personal y coach de fitness, muchas personas “pierden libertad porque han perdido la fuerza que les permite moverse. Sin embargo, con tan solo una rutina ligera de levantamiento de pesas ―o de yoga―, se puede recuperar la fuerza perdida, o en caso contrario, no perderla nunca”.

Además, trabajar los músculos de una forma correcta hace que los órganos internos permanezcan en la posición idónea, facilitando así los procesos de digestión, tránsito intestinal y de respiración.

Una musculatura vigorosa hace que disminuyan “riesgos de lesiones para huesos, tendones, ligamentos y articulaciones, evitando la transferencia de carga a éstos”. De esta manera, si hay fuerza en nuestra voluntad, podemos evitar transferir conflictos y confusiones a otros y a otras áreas de la vida.

Para la biodescodificación ―la disciplina de curación que considera la enfermedad como una manifestación física de un shock emocional―, los músculos representan el esfuerzo por dar y el trabajo por hacer para seguir adelante.

Los músculos de las piernas, por ejemplo, encarnan la idea que tenemos sobre la capacidad para avanzar y el sentimiento de que nuestra vida evoluciona. Unas piernas débiles denotan poca capacidad de moverse con firmeza hacia lo que se quiere. Unas piernas fuertes son capaces de llevarnos adonde sea que deseemos ir y asanas como Virabhadrasana (los Guerreros) en sus tres variaciones, Utkatasana (la Silla) o Vrksasana (el Árbol) son excelentes para fortalecerlas.

Lo cierto es que unos músculos fuertes no necesariamente convierten a sus portadores en maestros iluminados, solo a través de un proceso de conciencia se puede lograr esa conexión integral que persigue el yoga entre cuerpo, mente y espíritu (continuará…).


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@caminoamarillo


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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