
¿Qué significa ser una persona equilibrada? En términos yóguicos es poder mantener la conciencia en calma con independencia de las fluctuaciones mentales, y lograr balance entre el cuerpo y la mente que deben convivir unidos y comunicados. En términos emocionales es la capacidad de responder a cada situación de manera justa y apropiada. Lo cierto es que lograr equilibrio, tanto en la vida como en el yoga, es un reto.
En la práctica de yoga cuando hay estrés, o la mente se dispersa, es probable que el cuerpo sea inestable también. La buena noticia es que existen estrategias para conseguir balance como es el cultivo de la conciencia del momento presente, sin la añoranza de lo que se fue, ni la ansiedad de lo que vendrá, y esto se logra con la atención consciente en la respiración que además calma el sistema nervioso.
Otra estrategia es que a medida que realizamos diferentes posturas y movimientos, vamos aprendiendo a encontrar nuestro centro de gravedad que tiene que ver en gran medida con el core o núcleo, la zona central del cuerpo que incluye todos los músculos de la zona media, es decir la zona abdominal y la zona de la espalda baja.
Una de las posturas más conocidas de equilibrio es Vrksasana, el Árbol, de la cual es posible encontrar evidencia arqueológica antigua. Una figura de pie en equilibrio sobre una sola pierna y que data del siglo VII es parte de una famosa talla de piedra en la ciudad de Mahabalipuram. En el pasado, de acuerdo con la revista Yoga Journal, había hombres santos o sadhus que vagaban por la India y que meditaban en esta postura durante largos periodos para cultivar la auto disciplina.
El Árbol es una postura que fortalece las piernas, la columna vertebral, que abre muslos y caderas, y que se enseña a principiantes siendo relativamente simple de armar, pero que brinda al practicante las bases de estabilidad y concentración para posiciones más complejas. Y si en el proceso nos caemos, podemos desarrollar paciencia, perseverancia, humildad y buen humor. Vrksasana nos hace convertirnos en árboles con raíces, tronco, ramas y hojas. Si los pies, en este caso las raíces de nuestro árbol, no están firmes, perderemos el equilibrio. Pon atención a la rodilla doblada hacia afuera que es la que logra el balance y centra tu vista en un sólo punto. Los principiantes pueden ayudarse apoyando una mano sobre la pared, de ser necesario.