Un estudio reveló que haber competido en Juegos Olímpicos o Paralímpicos se relacionó con desórdenes de tipo mental
Nombres como los de la gimnasta Simone Biles, el nadador Michael Phelps, los tenistas Rafa Nadal y Naomi Osaka, o el futbolista Andrés Iniesta no solo nos remiten a deporte de alto rendimiento, sino también a trastornos como la ansiedad, la depresión y desórdenes de alimentación y del sueño. El precio de ser más fuerte y más rápido, es alto.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de Toronto, “los atletas de élite son más propensos a experimentar trastornos de salud mental: enfrentarse a la cantidad de estrés y presión que supone el deporte de élite predispone al deportista a sufrir un impacto en su bienestar emocional”.
Según el estudio realizado en 2021, haber competido en Juegos Olímpicos o Paralímpicos se relacionó negativamente con síntomas de trastornos mentales: “Escuchamos mucho sobre la depresión postolímpica, pero no he visto ninguna investigación sobre salud mental antes de los Juegos. Creo que la suposición es que la gente solo está feliz de haber formado parte del equipo”.
Para la tradición yóguica, como establece el Hatha Yoga Pradipika, uno de los textos
fundamentales del yoga, “el Amo de los sentidos es la mente, el Amo de la mente es la respiración; el maestro de la respiración es el sistema nervioso; y la tranquilidad de los nervios y la concentración dependen únicamente del sonido constante, suave y rítmico de la inhalación y la exhalación”.
Las técnicas respiratorias conscientes, llamadas en sánscrito Pranayama, pueden entonces ser grandes herramientas para estabilizar la mente en momentos de mucho estrés. Tal es el caso de Bhramari pranayama, una práctica muy eficaz para calmar la mente instantáneamente.
De hecho, como explica el portal escuelanidhan.com, es uno de los mejores y más sencillos ejercicios para liberar la mente de la agitación, frustración o ansiedad y deshacerse del enojo. Esta respiración debe su nombre a la abeja negra india llamada Bhramari y a la exhalación que debe asemejar su zumbido.
Para realizarla inhala profundo y tapa los orejas con las manos, exhala despacio articulando el sonido hmmmmm… de manera continua y suave. Observa cómo las ondas de sonido hacen vibrar suavemente la lengua, los dientes, los senos paranasales y el cerebro. La resonancia crea un efecto calmante para el sistema nervioso. Repite diez veces.
(Con información de escuelanidhan.com, nationalgeographic.es y milenio.com)