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Dandasana, la postura del bastón

Las asanas avanzadas y de grado de dificultad alto además de resultar un reto para trascender los propios límites, son vistosas y atractivas. Lo cierto es que hay posturas a simple vista muy sencillas, que pueden ser las más difíciles de dominar.

Tal es el caso de Dandasana o la postura del Bastón, fundamento de todas las posiciones sentadas y por lo tanto una de las más importantes del Yoga.

El nombre de Bastón, proveniente de la raíz sánscrita Danda, lo recibe por el apoyo que se logra gracias al esfuerzo de todo el cuerpo, empezando por los músculos abdominales y los cuádriceps que aseguran que la espalda se mantenga erguida, siguiendo por los pies que permanecen en flexión; el cuello, que hay que controlar para que no colapse, y los hombros y omóplatos, que permiten la apertura del pecho.

Para muchos es una sorpresa entrar a Dandasana pensando que es solo una postura de transición y descanso, para descubrir “el intenso trabajo que requiere mantener esta postura. Es clave, a la hora de crear el Bastón, cultivar una plena consciencia de la alineación de la columna en su totalidad, desde el coxis hasta las cervicales, y extendiéndose hasta la coronilla”.

La postura no solo afecta a músculos y huesos, sino que también la respiración se ve modificada. Al sentarse erguido, hay una mayor apertura en el pecho y por lo tanto “mayor libertad para poder realizar una respiración profunda y consciente”.

Así que son muchos los beneficios del Bastón. De entrada mejora la postura. Al mantener recta la columna durante al menos un minuto, se fortalecen los músculos de la espalda y se preparan para soportar el peso de la parte superior.

Como consecuencia de lo anterior, se previene la escoliosis. Además sirve para estirar los hombros y el torso calentando para los siguientes ejercicios. Pero su principal beneficio es casi todas las posturas sentadas parten de la correcta alienación de Dandasana.

Para armar la postura, se inicia sentado sobre el mat con las piernas juntas y extendidas. Coloque los brazos a los lados del cuerpo, apoyando las manos en el piso, a la altura de las caderas. Flexione los pies, empujando hacia delante los talones. Utilice su fuerza abdominal para mantenerse derecho. No ejerza presión sobre los músculos abdominales; al contrario, busque elevar esa zona.

Presione el suelo con los muslos, buscando rotarlos hacia adentro y empujando con las ingles hacia el sacro. Esto obliga a sentarse sin inclinarse hacia atrás. Los hombros se sueltan y los omóplatos buscan juntarse, lo cual genera apertura en el pecho. Es importante que no deje que colapsen los hombros. Lleve el mentón ligeramente abajo para elongar la zona de la nuca. Mantenga la postura de uno a tres minutos.

(Con información de relajemos.com y widemat.com)

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@marien_caminoa7

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Marién Estrada
  • Marién Estrada
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  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Notivox Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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