Después de la dictadura de Fidel Castro, de los icónicos gobiernos de Cárdenas en México, Allende en Chile y Perón en Argentina, la izquierda en América latina sufrió las consecuencias de la doctrina Monroe, lo que generó que la CIA impidiera el acenso al poder de nuestros movimientos hasta que a principios del siglo llegó una nueva“ola de izquierda” que dejó un sabor agridulce en la región.
El polémico Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Lula da Silva en Brasil, Fernando Lugo en Paraguay, los Kirchner en Argentina y Rafael Correa en Ecuador entregaron resultados sociales y económicos interesantes, sin embargo, ninguno de ellos pudo lograr estabilidad social y política para sus países.
Tal vez el ejemplo más exitoso era Uruguay con José Mujica, donde la economía, los derechos y las libertades crecieron juntos. Desde luego hay algunos ejemplos terroríficos, como Nicolas Maduro, Daniel Ortega o Lenín Moreno que traicionaron sus principios, se aferraron al poder y llevaron a sus países a la crisis, la represión y el desastre.
Ahora la izquierda en América latina vuelve a tener una perspectiva alentadora, el triunfo del presidente López Obrador en México y el regreso del peronismo en Argentina con Alberto Fernández abren una nueva oportunidad para el desarrollo de nuestra región y debemos aprender de nuestros errores.
Debemos lograr que las victorias en Argentina, en México y el nuevo Gobierno progresista de Bolivia se consoliden, que las perspectivas de triunfo en Ecuador con Andrés Arauz y en Colombia con Gustavo Petro, se vuelvan una realidad, pero lo más importante es que esos Gobiernos le sirvan a sus países, generen desarrollo, libertades y derechos para todos.
¿Cómo lo hacemos?
Organizando un bloque de partidos progresistas y democráticos en América latina que promuevan una agenda común en la región, que defiendan los triunfos sociales alcanzados en nuestros diferentes países y que formen a cuadros políticos que sustituyan a los caudillos y garanticen transiciones exitosas.
Desde luego que esta nueva organización debe tener principios rectores fuertes, que impidan el ingreso de impostores, dictadores y traidores.
Que ningún partido político de izquierda que promueva la reelección indefinida pueda ingresar a esta nueva organización, que ningún partido político que promueva el endeudamiento indiscriminado de sus países pueda ingresar o permanecer en esta nueva organización progresista, que ningún movimiento político de nuestra región que promueva el uso de la violencia en contra de ciudadanos o movimientos sociales pueda permanecer en esta organización regional pero que al mismo tiempo, seamos solidarios y defendamos con todo a los movimientos políticos que promuevan la democracia, la justicia social, la distribución justa de la riqueza, el fortalecimiento de los servicios públicos y programas sociales que subsidien a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Y hagamos que esos principios sean defendidos por sindicatos y organizaciones sociales que comulguen con esos principios democráticos. Se trata de estar unidos y de ser consecuentes con principios básicos para el desarrollo de nuestra región.
Promovamos una agenda común de libertades, derechos, bienestar y democracia para nuestros países. Vayamos a la creación de la Organización Latinoamericana de Movimientos Sindicales, Sociales y Políticos de Izquierda para el Bienestar y la Democracia. (OLA).
Juntos, unidos y con objetivos comunes seremos más fuertes en nuestra patria grande.