Cultura

La vacunación en el siglo XIX

  • Taller Sie7e
  • La vacunación en el siglo XIX
  • María Luisa Herrera Casasús

La llegada de los europeos y africanos a México en el siglo XVI trajo nuevas enfermedades que, como la viruela, el sarampión y el tifus, diezmaron a los indígenas, calculando que murieron más de 2 millones. Tiempo después, la fiebre amarilla y el cólera morbus casi no afectaron a los indios ni a los africanos, pero sí a los europeos y mestizos.

En los libros parroquiales de Tampico el Alto aparece el oficio enviado en 1824 por el Gral. Miguel Barragán y el Congreso veracruzano al párroco de Pánuco, Ver., suplicándole que los Ayuntamientos de las cabeceras de partido compuestos por individuos “de razón” (o sea, que hablaran castellano) se encargaran de la aceptación de la vacuna; y en los pueblos de indígenas puros se encargaran los curas de su administración.

En 1825 escribía la Mitra a los Curas de su Diócesis, por la epidemia de sarampión que afligía a la Cd. de México y otros pueblos, ordenando que dijesen en la Misa la oración “Pro vitanda mortalite del tempore pestilente” para suplicar a Dios por el cese de la mortalidad.

En junio de 1826, el Congreso veracruzano expidió una ley preventiva: “Excitará a los párrocos para que con su influjo se logre que los padres presenten a sus hijos a recibir el fluido vacuno contra la viruela… para que, en caso de que se resistan… gracias a su influjo con los feligreses lograrán que estén dispuestos a recibirlo”.

Un oficio de 1840 del Vicario Capitular dice: “…que se encargue a los Sres. Curas que en el púlpito, en conversaciones particulares y como sea posible, persuadan a sus feligreses de la utilidad de vacunarse en todo tiempo…”. Y el horrible edicto del 6 de Nov. de 1830, del Arzobispo de México que acuerda: “Por razón de los abusos… en dar pronta sepultura a los cadáveres…, pudiendo tener alguna duda de si efectivamente han muerto o no, procuren indagar con la mayor escrupulosidad la enfermedad que han adolecido, para que con conocimientos y prudencia puedan calificar si ya han fallecido antes de enterrarlos…”

También en estas fechas, el Santo Padre nos pide que todos nos pongamos la vacuna. Eso sí, no hay advertencia de que se certifique que los muertos lo estén completamente.

Como se aprecia, las epidemias siempre han estado acompañándonos a lo largo de los siglos. Debemos vacunarnos contra esta nueva peste que nos aflige, el ya famoso coronavirus o covid-19. Y pedirle a Dios Nuestro Señor que pronto se termine. _

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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