En este capítulo de nuestra aventura como humanidad, estamos atravesando una nueva temporada con los mismos protagonistas, pero enfrentando retos inéditos debido a los cambios en las condiciones climáticas. Para nuestra subsistencia diaria, necesitamos agua limpia, aire puro y alimentos en buen estado. Sin embargo, las condiciones climáticas extremas dificultan el acceso a estos recursos esenciales y amenazan nuestra salud.
Los seres humanos en promedio resistimos sin comida de 6 a 8 semanas; sin tomar agua, de 3 a 5 días; pero sin respirar solo de 2 a 3 minutos. Sin embargo, también el grado de contaminación que estamos ingresando a nuestro organismo puede afectar nuestra salud. En el agua y los alimentos generalmente es más fácil identificar cuando tienen algún grado de afectación, pero el aire que nos acompaña en todo momento y estamos respirando es fundamental para el funcionamiento de nuestro cuerpo.
La calidad del aire se determina por las condiciones climatológicas y las emisiones contaminantes, por lo que cada estación del año tiene retos particulares.
Estamos por terminar la temporada invernal que se caracteriza por sus bajas temperaturas, que provoca el fenómeno de inversión térmica, que dificulta la dispersión de contaminantes, agravándose por la gran cantidad de quemas, fogatas e incendios o uso de pirotecnia; lo que genera que sea la temporada del año que más se supera el máximo permitido por la norma en varios contaminantes, incluso llegando a decretarse la mayor cantidad de precontingencias ambientales atmosféricas durante estos meses, incrementándose los riesgos de enfermedades de vías respiratorias durante esa temporada.
Según una nota de Naciones Unidas la contaminación atmosférica causó 8,1 millones de muertes en todo el mundo en 2021; de acuerdo a un nuevo y exhaustivo informe del Instituto de efectos sobre la salud, donde se señala que dicha contaminación ha incrementado su impacto en la salud humana, convirtiéndola en el segundo factor de riesgo de muerte a nivel mundial, superando al tabaco y a la mala alimentación. Además, ha quedado demostrado que la contaminación atmosférica no solo genera enfermedades de vías respiratorias, sino que también agrava las enfermedades cardíacas y genera problemas cognitivos.
Ante estas condiciones la OMS, Organización Mundial de la Salud, establece como primer paso para atender el problema: medir la concentración de contaminantes para informar a la población y que esta pueda tomar medidas, de ahí que en nuestro país exista ya una Norma de aire-salud que identifica a través de un semáforo el grado de riesgo, así como las recomendaciones para la población.
Guanajuato como estado líder en el monitoreo de la calidad del aire y de difusión hacia la población, debe seguir fortaleciendo su sistema para proteger a nuestra población, principalmente de contaminantes como S02, PM2.5, PM10, NOX o O3.
Con la llegada de la primavera, el incremento del calor, la variación de temperatura a lo largo del día, la escasez de lluvia… se incrementan los incendios forestales, afectando la calidad del aire, pero incrementando también la temperatura y lo más grave, acabando con nuestras fábricas de agua que son los bosques. Para recuperar estos espacios se requerirán esfuerzos de restauración que cuando menos durarán 15 años.
En materia de salud, esta temporada se caracteriza por la presencia de alergias, y recientemente la propagación de las enfermedades de vías respiratorias ha detonado que estas continúen durante esta temporada.
Por lo que para estar preparados para esta nueva temporada necesitamos mejorar las condiciones de calidad del aire porque está en juego nuestra salud y con ello nuestro futuro.
Es momento de ser protagonista y no espectador, evitar cualquier tipo de quemas y denuncia, juntos por un aire limpio.
En esta primavera recordemos que cada pequeño esfuerzo cuenta: cuidemos nuestro entorno y enfrentemos los cambios climatológicos con esperanza y acción, para que juntos podamos florecer en un futuro más sostenible.