basta que algunos vean a la mujer como un objeto al que hay que admirar y reconocer esporádicamente; no dedicarle un día al año para “homenajearla” y luego relegarla a la posición en que los hombres la han tratado de reducir.
Basta que la mujer bonita acepte que fue galanteada por un hombre para solo lucirla, como un objeto decorativo y de la cual pronto se podría cansar... para luego buscar alternativas.
La mujer moderna no debe aceptar más ser objeto en lugar de colega, compañera, socia y punto de apoyo fuerte en la sociedad conyugal, empresarial y familiar. Es muy cómodo aceptar la posición de consumidora halagando su vanidad, a costa de rebajar su calidad, dignidad y capacidad de ser humano.
Por eso y por otros motivos, la mujer debe marchar y actuar. Sabe lo que significa sentirse fuerte, poderosa. Ir a marchar es un privilegio, es un día de júbilo, un día de re-unión, una de las más bellas fiestas a las que se puede asistir.
Marchar también para lanzar un grito atronador por el pésimo sistema de justicia, clamar por cerrarle la puerta a la impunidad que obliga a que la víctima sea culpable de su dolor, de su humillación, de su silencio. La mujer debe salir a caminar por las calles de las ciudades de México y por ello sentirá lo maravilloso que es saberse cuidada, protegida, consentida y respetada.
Reza el lema de las mujeres empresarias: “solas, invisibles; unidas, invencibles”. La mujer tiene que salir a reír y a alentar a sus hijas, amigas y parientes, liberarse de la sombra centenaria de pertenecer al viajero que lo hace en segunda clase.
Las mujeres demandarán respeto a su condición de seres humanos, sensibles, pensantes, creativas, organizadas y desorganizadas, pero firmes y conscientes del momento que las ubicó no el destino, sino la lucha de las madres, abuelas y bisabuelas. Ellas estarán allí también y dirán, emocionadas: ¡marchen, marchen todas: profesionales, técnicas, empleadas, desempleadas, amas de casa, estudiantes, deportistas, artistas, mujeres policías y del Ejército, vendedora de periódicos, entre otras! Valeria Souza Saldívar, marcha también para que presumas el nombramiento de miembro de honor de la Academia Americana de Ciencias y Artes de Estados Unidos, y di que te distinguen con iguales méritos que a Darwin y a Einstein. _