Comentar la raigambre del desarrollo del sindicato en nuestro país es hablar de malos ejemplos ante el espíritu democrático.
Históricamente estas organizaciones de trabajadores desde el siglo XX han sido órganos de control, excepto sus antecedentes en las organizaciones anarquistas que nacieron en las regiones petroleras, ante el abuso de los empresarios extranjeros que vinieron a practicar una doble explotación.
Pero, una vez consolidados los primeros gobiernos posrevolucionarios, se inició una política de control con propósitos político-electorales, y aquellos auténticos líderes que no aceptaban subordinación al partido en turno, instrumento del partido en el poder, eran desplazados.
De esta manera, el Poder Ejecutivo mantuvo el control casi absoluto sobre el desarrollo de una política corporativista de estado a través de las organizaciones sindicales, cuyos líderes impuestos e incondicionales estuvieron sometiendo a los afiliados a actuar de acuerdo a los mensajes que acataban, precio a la posición que se sostenía por infame cláusula de adhesión.
Así, la permanencia en la cúspide del poder sindical era por tiempo indefinido, mientras se rindieran “buenas cuentas” electoralmente hablando.
México ha tenido varios prototipos de líderes eternos en las más importantes organizaciones productivas o de servicios, minería, petróleo, la electricidad, la burocracia, la educación y otras.
En el área local, sucede lo mismo con la mayoría de las agrupaciones sindicales, como en el caso a comentar, el Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes de Tamaulipas y Organismos Descentralizados (Sutspet), que nació durante el gobierno de Praxedis Balboa en enero de 1968.
Los primeros secretarios generales desde 1976 fueron, sucesivamente, Pedro Gatica, Salvador Uribe, Francisco Balboa, Nélida Camacho y José Ceceña, hasta 1994.
Pero en 1994 ingresó en ese cargo sindical, Blanca Guadalupe Valles Rodríguez, cuando los anteriores, en promedio, ocupaban el cargo tres años; pero la actual dirigente está a punto de cumplir 30, llegando a tener respaldo para ocupar una diputación local.
La simple permanencia indefinida en una dirección es antidemocrática; siempre hay personas con capacidad y experiencia para un relevo digno.
La Legislatura local votó por la terminación de la permanencia de esta posición en el Sutspet al prohibir la reelección, reforma el artículo 71 de la Ley del Trabajo de los Servidores Públicos de Tamaulipas, según decreto del 8 de febrero pasado publicado en el Periódico Oficial. Esta reforma podría tener sus efectos en similares organizaciones en las cuales permanecen inamovibles líderes, sin afirmar que sean negativos y que no hayan servido a los intereses del gremio y hasta de la comunidad… Pero toda permanencia es antidemocrática porque forma bloques… para perpetuarse.