Las personas que por el gusto, placer, recreación o formas de escape como consumidores de drogas, no reflexionan sobre su trayectoria cuando llegan a sus manos. Se trata del recorrido por una senda de violencia, delitos, luchas sangrientas de grupos y un fondo sombrío que envuelve a las personas relacionadas.
Pero las drogas siguen consumiéndose cada vez más y, sobre todo, al contar con la autorización legal del consumo de la más “popular”, la mariguana.
Ahora estamos invadidos. Es un fenómeno con muchas caras que van desde la producción, tráfico, distribución y consumo afectando a la sociedad por las implicaciones en el campo de la salud pública.
Es un problema complejo que requiere de varios enfoques y, uno de ellos, el de la salud. La creciente demanda y consumo en México estará impactando tanto el desarrollo económico y social como el costo de la atención a la salud derivadas del consumo.
Según la Secretaría de Salud, existen 60 enfermedades infecciosas, crónicas y mentales que reflejan ciertos tipos de violencia, asociadas a veces con el crimen organizado, actividades delictivas que se originan con la venta ilegal.
El mercado de las drogas existe como consecuencia de su amplia demanda; las bandas siempre estarán solícitas a satisfacer al cliente al cual no le interesa la violencia que implica su origen, con tal de “recrearse” con displicencia.
Paralelamente, siendo nuestro país donde asoma la violencia en este contexto, se ha llegado a considerar como un problema de seguridad nacional que trasciende las fronteras. Por eso las agencias de seguridad del país del norte ya están aquí para investigar y prevenir.
Las visitas de altos funcionarios en las últimas semanas es una señal inequívoca, especialmente por lo que está pasando en su frontera sur. Hasta allá llega el olor a pólvora porque las bandas conocen que es en su mercado el consumo más grande del mundo, especialmente del opio, convirtiendo a México en el segundo productor después de Afganistán.
El problema social no solamente se identifica con relación a la salud, sino por la violencia que rodea al fenómeno.
Ante una legislación permisiva y tolerante del consumo de la mariguana, lo que sigue es legalizar otras drogas. La despenalización del aborto, la legalización del “matrimonio“ entre personas del mismo sexo y otras aperturas está llevando a la sociedad mexicana a su decadencia. _