Política

El fracaso de la educación cívica en México

  • Columna de María Doris Hernández Ochoa
  • El fracaso de la educación cívica en México
  • María Doris Hernández Ochoa

Los indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) respecto al campo educativo en nuestro país, revelan que se ha alcanzado la ambiciosa meta de superar el 9º grado escolar en alumnos de 15 o más años, como promedio de quienes acuden a los centros escolares; hace 40 años la meta era el 6º.

Quizá para el año 2030 sea el nivel de la Preparatoria; pero independientemente de ese alcance que es digno de mérito, existen la medición de los egresados en relación con la demostración de conocimientos y la conducta como consecuencia de algunas materias de tipo social, como lo es la educación cívica y, más próxima a la responsabilidad ciudadana, la educación política.

La educación cívica se refiere a que los alumnos tengan el poder y la capacidad de crear una sociedad democrática para participar en ella, no como espectadores, participando en vencer los desafíos sociales, en las actividades cívicas y culturales portando valores, respeto, tolerancia, honestidad y, entre otras virtudes, la solidaridad.

El mexicano no ha apreciado, en lo que vale, vivir en un país democrático y republicano, abierto por tanto a la participación política y el derecho a votar y ser votado.

El mexicano requiere, con imaginación, ubicarse en países totalitarios o con régimen dictatorial en los cuales sólo existe una línea de conducta y acción.

Pero en nuestro sistema educativo no existe la apertura al conocimiento abierto y plural por la acción política, sino que existe es sesgo individualista y propagandístico hacia un sistema único, uniforme y personal.

Lo anterior afecta al deber ser de la educación política, que es el modo en que se adquieren los conocimientos y experiencias en este ramo para una socialización profunda, porque es un instrumento privilegiado para operar la transformación social que la lleve a convertirse en una sociedad ética.

Pero ante la ausencia de suficientes evidencias que califiquen el resultado de la educación cívica, en particular, la orientada hacia la política, se puede afirmar que ha fallado el sistema, la familia, los profesores y un alto porcentaje de egresados de la materia, empezando por malas autoridades y la apatía por participar en las votaciones.

Y aquellos alumnos que cursaron educación cívica e incluso egresados de escuelas privadas de prestigio, actuando en política han mostrado un ejemplo negativo de lo que se espera de ellos, al grado de ser merecedores de las más bajas calificaciones en la percepción popular.

Los partidos políticos también son corresponsables del declive, ¿acaso “no deberían mandar a sus mejores elementos a competir y a gobernar”?

Así como para identificarse es obligatorio mostrar la credencial de elector, también debería serlo para otros trámites.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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