Política

Leyes 39 y 40: remueve las aguas y desprecia lo que es gratuito

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  • Marco Sifuentes

Ambas leyes de Robert Greene, la primera para asegurarse una buena pesca a río revuelto, y la segunda para evitar caer en la tentación del obsequio o favor que luego se pagan al doble, triple o cuádruple.

Paradójicamente, mi columna de hoy se atreve a contravenir la misma ley que viene a defender, ofreciendo dos lecciones al precio de una. Lo hago así porque por alguna razón me atrasé con una o más entregas previas y mi penitencia fue desaparecer casi un mes debido a que el algoritmo no perdona semejantes omisiones o licencias de quienes colaboramos cada semana en Notivox Diario. Y como está serie de 48 entregas pretende culminar el domingo 5 de junio, cuando se celebran las elecciones a gobernadora y gobernador en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Tamaulipas y Quintana Roo, tendré entonces que desahogar al menos el doble de lecciones por semana y no volverme a retrasar, ni por estar involucrando como estratega en algunos procesos electorales, ni por la severidad con la que el algoritmo castiga la negligencia de algunos articulistas.

En fin, ambas lecciones son claras: si pierdes la votación para tu reforma constitucional y una semana antes te ves ratificado abrumadoramente pero por menos de dos de cada diez mexicanos, lanza una invectiva en contra de tus ya acostumbrados enemigos y llámalos ahora traidores a la Patria, para que a su vez, éstos te engorden el caldo y hagamos del debate público un tanque hirviente de pirañas y patrañas.

De esa manera todos perdemos y no te quedas con la incómoda sensación de haber sido derrotado en una de tus tantas e innecesarias, pero eso sí, despiadadas batallas.

Respecto a rechazar lo que es gratis, siempre se ha dicho que tanto el halago, la zalamería, la condescendencia y la indecencia de la obsecuencia conllevan sus respectivas consecuencias. Así que es mejor renunciar a ellas y, como alguna vez le espetara Luis XIV, El Rey Sol, a su siervo: “Yo te hubiera alabado más a ti, si tú me hubieras alabado menos”.

Respecto a lo material, la consigna es clara: no aceptes regalos ni aquí ni en Houston, ni en cash, ni en especie, ni en sobre. ¿Sobres?

Hasta ahí mi doble lección de hoy.

De tarea:

Hablando con amigos dirigentes de partido y dueños de importantes medios de comunicación, confesé que no soy fan de Alfaro y que hay algo en él que sinceramente me desagrada, como a muchos otros de sus súbditos, y de ello he dado cuenta tantas veces en esta columna, sin sufrir hasta ahora censura alguna, debo reconocerlo.

Pues bien, ahora me toca decir lo que jamás he dicho de tan ilustre, polémico y remilgoso personaje: Gracias a él, Movimiento Ciudadano es lo que es en Jalisco y México entero. Nos guste o no, Alfaro y su equipo supieron construir una nueva narrativa, encontrar un nuevo nicho en el mercado político mexicano y abrirle camino a nuevos liderazgos como el de Samuel, Colosio y muchos más, que vienen detrás pero también rebasándolo y desplazándolo en el ánimo popular. Tal vez este sea el momento adecuado para que Alfaro haga un alto en el camino, replantee su estrategia, se despeine, (en sentido figurado, claro) y relance su liderazgo a nivel nacional.

Marco Sifuentes

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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