Es de fundamental importancia saberlo todo sobre su rival. Utilice espías para reunir información valiosa que le permita mantener siempre una ventaja sobre él. Y mejor aún: haga usted mismo de espía, aprenda a sondear con cuidado a la gente, en corteses encuentros sociales, formule preguntas indirectas para lograr que el otro revele sus intenciones y debilidades. Toda ocasión es buena para ejercer el arte del espionaje”. Esto nos dice el autor del best seller Las 48 Leyes del Poder, en su directriz número 14.
Pues bien, no significa que la habremos de tomar de manera literal, pero sí nos invita a emplear lo que los gobiernos y ejércitos llaman “inteligencia”, utilizada incluso ahora más por los cárteles criminales que por quienes los combaten y cuyo más emblemático exponente podría ser el extinto capo colombiano Pablo Escobar, que la utilizó para deshacerse de sus enemigos, incluidos jueces, ministros y candidatos presidenciales.
A toda inteligencia corresponde una contra inteligencia, agrego yo; lo que no cabe es la ausencia ni de una ni de otra, especialmente, cuando se trata de elecciones y campañas políticas.
Los gobiernos la usan desde hace tiempo, por medio de sus agencias oficiales para desactivar a sus opositores, lo que hacía Nixon, y para desaparecerlos, como se acostumbra en Rusia desde la era de los Zares, pasando por la Unión Soviética y rematando con el impresentable Putin, quien accedió al poder y lo conserva gracias a los secretos que posee.
En el México moderno hemos transitado de la Policía Secreta, al CISEN y ahora a también la UIF, que han sido el coco de cualquier político no alineado o caído en desgracia.
En fin, más allá del aparato del Estado, los partidos, las y los candidatos y sus equipos de campaña tienen que estudiar a sus contrarios, escudriñar en sus hojas de vida y actuar en consecuencia.
“Todos tenemos un muerto en el closet”, se le atribuye no solo esta frase a Salinas, sino también el contenido de varios closets.
Para efectos nuestros, la ley de Greene podría sonar odiosa pero muy pertinente.
Hasta para contraer matrimonio, la información es importante, como es el caso de los análisis prenupciales y últimamente de las pruebas genéticas, “cuantimás”, diría el ranchero, estando de por medio la presidencia de un país, una gubernatura, alcaldía, carrera política o las elecciones de la universidad o un comité de vecinos.
Esto no significa recurrir a prácticas ilegales como el espionaje telefónico, el hackeo de cuentas y otras tácticas deplorables, aunque eso sí, habrá que cuidarse de ellas para que no les pase lo que a cierto candidato de Colima, que perdió la gubernatura por decirle cosas inconfesables a su pareja durante una llamada que después fue despiadadamente usada en su contra.
Por eso, mejor, no lo pienses; si lo piensas, no lo digas; y si lo dices, no lo hagas.
Mención Honorífica
Esta semana, fui nominado como Consultor del Año, simultáneamente, por The Napolitan Victory Awards y The Reed Latino Awards, más otras 45 categorías entrambas academias, comparadas en nuestro mundillo con los Óscares y Gramys de la comunicación política.
Gracias por la distinción y, a ustedes, por su amable atención, mi mayor premio.