Sírvete de la franqueza y la generosidad selectivas para desarmar a tu víctima”, propone Greene en el número 12 de sus 48 leyes del poder, refiriéndose a la necesidad de mostrarse de vez en cuando vulnerable y demasiado franco frente a los rivales; ser obsecuente y desprendido, como quien pone una zanahoria a un conejo.
Stalin lo hizo muchas veces para desarmar a quienes, según él, podrían hablarle representado algún riesgo, para luego, literalmente, borrarlos del mapa y hasta de las páginas de la historia. Su historia.
Anaya no mostró jamás este tipo de generosidad con sus verdaderos rivales, los Calderón; a quienes dejó fuera de la contienda presidencial y también fuera del partido, para irse por la libre en su personalísima aventura.
Tuvo que ser Marko Cortés, quien tres años después, le enmendara la plana a su antecesor, abriéndoles la puerta a Margarita y a Felipe de lo que siempre fue su casa. Aunque el actual líder nacional del PAN, con licencia para participar en su proceso de reelección, ya había derrotado en múltiples ocasiones y con tremenda desventaja en su natal Michoacán a su paisano, el ex presidente de México, su familia y su grupo político.
Marko ha sido más inteligente que el mal logrado candidato presidencial panista, más práctico o pragmático, si así se le quiere ver, pero al final, más efectivo.
Logró sumar a la oposición y, de alguna manera, la lideró, retuvo importantes posiciones como Querétaro y Chihuahua, contuvo el avance de Morena en el Congreso y le partió su principal bastión, la Ciudad de México y su zona metropolitana, para, paradójicamente, convertirla en “La Ciudad de la Esperanza”, de quienes están en contra del **lopezobradorismo.
Marko Cortés tendrá un camino despejado y se reelegirá como líder nacional del PAN y, consecuentemente, de la oposición; lo cual le asegurará una posición muy importante a la hora de decidir quién será el o la candidata presidencial que enfrentará a Claudia Sheinbaum o a Marcelo Ebrard. Puede ser, incluso, que decida ser él mismo el abanderado, lo cual a estas alturas se vería con riesgo de correr con la misma suerte que el autodenominado autoexiliado y que alguna vez fuera autodesignado candidato del PAN a la Presidencia de la República, Ricardo Anaya.
Sospecho que Marko hoy tiene otras intenciones y otras prioridades: asegurar la unidad de su partido, mantener la cohesión con el PRI y el PRD, contener en lo posible la fuga de diputados y senadores, seducidos o coaccionados por el **morenismo para sacar cuanta reforma tengan en mente y afilar la sierra para la que será la madre de todas las batallas en 2024, sin descuidar las paradas intermedias, como las seis gubernaturas que se juegan el próximo año, donde solo Aguascalientes pinta para el PAN y Coahuila y el Estado de México el siguiente, donde sabremos qué tan fuerte llega cada partido y coalición a la recta final.
Marko Cortés podría bien seguir aplicando esta Ley de Greene en aras lo lograr su cometido.
Marco Sifuentes