Sociedad

Lecciones sobre elecciones

  • Columna de Marco Sifuentes
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  • Marco Sifuentes

Traté muchas veces a Felipe Calderón, desde que era presidente nacional del PAN, y yo coordinador de comunicación de la Secretaría de Acción Juvenil.

Solíamos reunirnos en el viejo Comité Nacional de la calle Ángel Urraza.

Ahí lo saludé en varias ocasiones y él interactuó otras tantas con el equipo juvenil, entre 1998 y 1999, antes de la elección de Fox.

Felipe era poco más grande que nosotros, de edad, no de estatura, y él mismo había sido líder nacional juvenil.

Después coincidí con él como precandidato presidencial en Guadalajara donde siendo empleado de Fox, se le rebeló, se destapó como aspirante y se autodenominó como “El hijo desobediente”.

Ya en campaña, viví muy de cerca sus altibajos y el espectacular cierre de fotografía, donde superó por apenas medio punto a López Obrador.

Ese día estuve en la sede del IFE, con Jorge Zermeño, Santiago Creel y otros a los que les jugué una quiniela sobre la hora de la madrugada en que se habrían de cruzar las gráficas de AMLO y Felipe para darle el triunfo definitivo a este último con los votos provenientes del noroeste del país con un desfase de hasta dos horas, por la diferencia de horarios.

Después vino el amague del Peje, su berrinche, el pataleo por el recuento casilla por casilla, la toma de Reforma y todo ese rollo.

Zermeño, quien asumió la presidencia de la Cámara de Diputados, me nombró Coordinador General de Comunicación Social, por lo que fui el responsable de la parte mediática de todo lo que ahí sucedió después: el último informe de Fox, la toma de la tribuna por los perredistas, los chingadazos con los panistas, el heroico arribo de los priistas para hacer quórum y, finalmente, la entrada triunfal de Calderón, por lo que se conoce como “tras banderas”, a la máxima tribuna para recibir de manos de Zermeño la banda que lo entronizó como presidente.

Superada esa crisis, llegó la del maíz, en medio de la cual, Alberto Cárdenas, Secretario de Agricultura, me invitó a coordinar la comunicación de esa dependencia, lo que me hizo interactuar todavía más con el flamante Presidente, tanto en Los Pinos, como en cientos de giras y nuevas crisis como las inundaciones de Tabasco, huracanes en las penínsulas de Yucatán y Baja California, la Influenza Porcina, a la cual le cambié de nombre para que no se siguiera desplomando el consumo de carne de cerdo; además de traerlo por todo el país comiendo carnitas para promover su consumo y, por último, la entrada en vigor del capítulo agropecuario del TLCAN, reservado a los cuatro productos sensibles, maíz, frijol, caña de azúcar y leche, que quedaban al fin libres de arancel.

La última vez que lo vi a Calderón fue en mi oficina de Las Lomas, donde nos concentramos para conocer los resultados de la elección a presidente del PAN, en la que Marko Cortés se impuso a Gómez Morin.

Desde mi escritorio mandó su renuncia al partido en el que nació, vivió, dirigió y lo llevó a la presidencia de la República.

De lo que pasó después, hablaremos en mis siguientes Lecciones sobre elecciones.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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