Dante Delgado podría renunciar a la política si su emblema MC no es capaz de cuando menos empatar o superar en votos al Frente Amplio por México, (FAM) de cara a las elecciones presidenciales del año próximo.
Y es que hoy sí, el dueño de Movimiento Ciudadano fue más allá de su acostumbrada arrogancia para amenazar a los jaliscienses emecistas -los que hasta el miércoles pasado pertenecieron a su institución- y que se rebelaron a los designios del político veracruzano.
Y es que la aparente dureza de Dante por los mandatos de López Obrador, -incluso de no aceptar la coalición al FAM porque en la misma está el PRI- el miércoles pasado se rompió el hilo por lo más sensible.
Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco, perteneciente a MC y firme aliado de Delgado Rannauro hasta el miércoles, anunció que su afiliación a ese partido quedaba cancelada a partir de que aquel no ha buscado alianzas con el resto de los partidos políticos opositores a Morena, con lo que éste se fortalecía más si no se aliaba con la verdadera oposición.
A pesar de lo que anunció Dante Delgado de que no le haría más gordo el caldo a las huestes favoritas, su actitud es propia de alguien que defiende los intereses del partido en el poder por encima de cualquier menester.
Hay que hacer un poco de memoria de la férrea amistad que llevaron hasta el 2019 ambos personajes, como para imaginar que Delgado con todo y su equipo le serían desleales al hoy presidente de México. No hay nada de eso.
Dante sigue en coalición con AMLO a pesar de lo que se diga y primero dejaría de ser el mandamás del partido naranja antes que traicionar a su amigo.
Por ello, esa farsa que muchos siguen engulléndose y retroalimentando de que Dante y López Obrador son más que enemigos, corroborarán que en efecto quien hace el trabajo sucio a Morena se apellida Delgado Rannauro.
Sin duda, el veracruzano ha sido más astuto que muchos que se sienten maestros de la perversidad. Ha caminado con fortaleza y se ha aliado a la gente del modo más natural. Y ha hecho ganar a sus alfiles y a propios y extraños con el convencimiento de la palabra ágil que posee. Pocos como él.