Política

Susana en las banquetas mexicanas

A lo largo del confinamiento en el que nos encontramos, hemos sido testigos de las acciones emprendidas por las autoridades para limitar y tratar de reducir los contagios en el país. Una de las más destacadas es el personaje “Susana Distancia”, el cual ha generado un gran impacto mediático y social a nivel nacional, e incluso, internacional.

Susana, creada por la Secretaría de Salud, específicamente por el director general de la Promoción de la Salud, Ricardo Cortés, se ha convertido en un elemento clave para impulsar las medidas de distanciamiento social en el país, tal como su nombre lo indica.

Sin embargo, a pesar del éxito que ha tenido “Susana” en materia de comunicación, las autoridades federales olvidaron un elemento importantísimo para que los mexicanos no solo conozcan el impacto de mantenerse distanciados en el espacio público, sino que también puedan efectuarlo: la condición de las banquetas en México.

Y es que, ¿cómo podemos guardar distancia los unos con los otros, si en las ciudades mexicanas es común que las banquetas apenas permitan la circulación de una persona? Y eso en el caso de las banquetas existentes, pues no me dejarán mentir que hay zonas urbanas que ni siquiera cuentan con ellas.

Desde antes del coronavirus, el tema de la deficiente infraestructura peatonal ya era un problema grave que ha venido afectando a los más vulnerados: a esa mayoría que se mueve a pie para realizar sus viajes, los peatones.

La “normalidad” en las ciudades, esa de la que tanto hablan quienes se encuentran confinados añorando “volver” a ella, sigue vigente y está repleta de situaciones donde los peatones tienen difícil el poder circular de manera segura, tranquila y accesible, pero al parecer las autoridades no lo recuerdan (o no lo quieren ver). Banquetas en mal estado, sin rampas, con objetos peligrosos para los transeúntes, obstruidas por vehículos, de dimensiones imposibles de caminar y en algunos casos, inexistentes.

No obstante, hasta el día de hoy se nos sigue pidiendo reiteradamente a los peatones -me incluyo porque yo también lo soy- que en caso de vernos obligados a salir, guardemos la sana distancia. Que no nos amontonemos, que caminemos al menos a 1.5 metros de separación unos de otros. Que de manera ordenada, hagamos nuestras actividades en el espacio público, respetando la medida establecida.

Pero muy pocos hablan del problema que impide que podamos llevar a cabo el distanciamiento solicitado: mejorar y crear infraestructura eficiente, segura y accesible para todos, que cuente con las condiciones que tanto necesitamos para poder cuidar de nuestra salud y la de los demás mientras nos movemos.

Siguiendo la frase del físico y matemático británico, William Thomson Kelvin, “lo que no se puede medir, no se puede mejorar”, la asociación civil “Liga Peatonal” lanzó el proyecto “Evalu-Ando”, una estrategia para atender los principales problemas de accesibilidad en los espacios públicos, con base en datos georreferenciados.

En colaboración con “Makeability Lab”, han habilitado en México “Project Sidewalk”, una plataforma de código abierto que está transformando la manera en que se recopilan los datos de accesibilidad urbana, a través de la participación ciudadana y han empezado a aplicar el proyecto piloto en la Delegación de Azcapotzalco.

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Marcela Brown
  • Marcela Brown
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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