El día de hoy les vengo a hablar de lo que pasó en la 94.ª edición de los premios Óscar, los cuales se llevaron a cabo el pasado domingo 27 de marzo en Hollywood, volviéndose en “trending topic” rápidamente en internet gracias a algunas famosas y famosos que dieron mucho de qué hablar con sus actos.
Mi intención al abordar las situaciones que tomaron mayor relevancia mediática, va más allá de generar morbo, sino más bien quiero aprovechar el que muchas personas opinaron o siguen opinando sobre las conductas reprobables que protagonizaron diversos actores y actrices del medio artístico, para visibilizar la importancia de identificar lo que sí debiera ser admisible y lo que no, inclusive de nuestra parte como audiencia de ese tipo de entretenimiento.
El primer caso es el de Will Smith, ya que fue uno de los más viralizados por recurrir a la violencia física contra el comediante Chris Rock, a quien cacheteó después de que este último hiciera un comentario burlándose del cabello de la actriz Jada Pinkett Smith, quien actualmente sufre de alopecia, enfermedad que la llevó a tener que raparse.
Tras lo sucedido, me topé con una opinión pública dividida entre quienes defendían la acción de Smith, quienes mencionaron que recurrir a la violencia no era la solución y quienes consideraban exagerado su actuar por un “simple chiste”.
Sin intentar satanizar a nadie, sino más bien criticar las ideas y acciones que nadie debiera tolerar, es importante resaltar que no está bien que las personas critiquen o se burlen de los cuerpos ajenos; no podemos considerar como comedia los comentarios que puedan llegar a incomodar a alguien y mucho menos aquellos que agredan la integridad física y emocional de los demás.
Pero tampoco considero aceptable que se recurra a la violencia como medio de justicia, y mucho menos si viene de una persona con tal alcance mediático como Will Smith, a quien muchas personas admiran y consideran un ejemplo a seguir.
Lamentablemente Jada pasó a quedar en un segundo plano a pesar de ser la víctima, tras lo sucedido, la mayoría prefirió enfocarse en los dos hombres (que nos demostraron cuan violentos pueden llegar a ser), olvidándose de la situación incómoda en la que dejaron atrapada a Pinkett.
Pero Jada no fue la única violentada, también la actriz Kirsten Dunst y los actores Jason Momoa y Josh Brolin: la primera, agredida mediante una supuesta broma por parte de Amy Schumer, quien la llamó “calienta bancas”, y los segundos al ser “manoseados” por la presentadora Regina Hall, frente a todo el público.
En resumen, atestiguamos las distintas caras que puede tener la violencia, desde acoso, violencia estética y agresiones físicas, hasta violencia psicológica disfrazada de “comedia”, mismas que pudieron prevenirse si las y los encargados del evento y el jurado de la premiación fueran más enérgicos con su discurso de paz e inclusión, sancionando a quienes vayan en contra de éste, antes, durante y después del evento.
Creo que hay mucho por aprender de lo sucedido, así como de los actos que sí debieran ser ejemplo para todas y todos, como el que nos regalaron Lady Gaga y Liza Minelli, quienes supieron apoyarse y acompañarse con respeto, dándonos una muestra de lo que es la sororidad.