El aspirante a candidato por Morena para la Presidencia de México, Marcelo Ebrard, ha presentado una propuesta que, a primera vista, parece sacada de una película de ciencia ficción.
Su plan llamado “Ángel”, pretende utilizar un sistema de reconocimiento morfológico para identificar a los delincuentes a través de la forma en que caminan.
Sin embargo, esta idea, aunque irónica, resulta sumamente peligrosa y está plagada de desventajas que no deben ser ignoradas.
En primer lugar, el reconocimiento morfológico basado en la forma de caminar de una persona es una técnica altamente cuestionable desde el punto de vista ético. No podemos permitir que se estigmatice a las personas y se les señale como delincuentes potenciales simplemente por la forma en que se desplazan. Esto abriría la puerta a la discriminación y al abuso de poder por parte de las autoridades encargadas de aplicar este sistema.
Además, hay una gran cantidad de factores que pueden influir en la forma en que una persona camina, como problemas de salud, discapacidades o lesiones.
¿Cómo puede asegurar el posible candidato Ebrard, que su sistema no dará falsos positivos y señalará injustamente a personas inocentes?
La posibilidad de errores y de señalar injustamente a ciudadanos respetuosos de la ley, es una amenaza constante que no se puede pasar por alto.
Otro problema importante es la falta de privacidad y el potencial riesgo a la integridad de las personas ya que, si se implementara un sistema de reconocimiento morfológico a gran escala, significaría que cada uno de nuestros movimientos sería vigilado y analizado constantemente.
Esto podría llevar a una sociedad de vigilancia extrema, donde la libertad individual se vea gravemente comprometida.
Además, la eficacia de este sistema es altamente cuestionable.
Aunque se argumente que ha sido utilizado en otros países, no hay pruebas contundentes de que haya tenido un impacto significativo en la reducción de la delincuencia, incluso los sistemas de cámaras como C4 que funcionan en distintos estados mexicanos actualmente, carecen de un seguimiento y uso correcto o hasta útil -sí, se cuenta con sistemas de vigilancia, pero ¿cuántos de ellos han brindado las pruebas suficientes para aplicar la justicia como se debe?- Las causas de la criminalidad son multifactoriales y abordarlas únicamente desde la perspectiva de la forma de caminar de una persona es simplista y poco realista.
Es importante destacar que la seguridad ciudadana es un tema de suma importancia y requiere soluciones efectivas. Sin embargo, el plan propuesto por Marcelo Ebrard parece más una estrategia populista que busca ganar simpatías mediante la promesa de un México seguro.
En lugar de invertir recursos en tecnologías cuestionables y potencialmente invasivas, deberíamos enfocarnos en políticas integrales que aborden las causas subyacentes de la violencia, como la desigualdad social, la falta de oportunidades y la corrupción.
El enfoque de Ebrard no solo es poco ético, sino que también es ineficiente. La implementación de un sistema de reconocimiento morfológico a gran escala requeriría una inversión masiva de recursos económicos y tecnológicos. Estos recursos podrían destinarse de manera más efectiva a fortalecer el sistema de justicia, capacitar a las fuerzas de seguridad y promover la participación ciudadana en la prevención del delito.
O empezar por proponer infraestructura digna para quienes caminamos, en lugar de optar por ideas que solo nos revictimizarán.