En los últimos diez años, a partir de la gran crisis económica financiera de 2008, los principales bancos centrales del mundo han tenido un papel protagónico en el crecimiento de las economías de sus países. Medidas de política monetaria nunca antes usadas en grandes dimensiones son las responsables de haber logrado la salida de la crisis y no solo eso, sino de que el ciclo de bonanza se haya prolongado diez años. En EU la Reserva Federal emitió 4 trillones de dólares para comprarle a su sistema financiero los bonos —principalmente hipotecarios— que las grandes instituciones mantenían en sus balances con objeto de darles liquidez para poder prestar, y paralelamente bajó la tasa de referencia a cero para que hubiera mucho dinero y que estuviera disponible a un precio muy bajo. El Banco Central Europeo hizo casi lo mismo, pero como empezó más tarde que la Fed (4 años después) también implementó la práctica de tener tasas negativas, que si bien son un aliciente para el crecimiento reducen significativamente los márgenes de utilidades de los bancos. El banco de Japón hizo lo mismo, algunos otros en menor medida.
Parece que los estímulos monetarios fueron exitosos; sin embargo, no se ha terminado el proceso, ya que los bancos centrales debieron descargar su balance de tantos bonos adquiridos y haber regresado las tasas de interés a su nivel neutral, pero no les dio tiempo. El ciclo económico mundial de crecimiento está llegando a su fin, y los gobiernos, en complicidad con los mercados, exigen y presionan a los bancos centrales a que renueven sus políticas expansivas para estimular las economías y prevenir una recesión mundial. El Banco Central Europeo ayer bajó las tasas de menos 0.4% a menos 0.5, y señaló que a partir de noviembre se reinicia la compra de bonos con emisión de euros por 20 mil millones de euros al mes.
La semana entrante la Fed seguramente bajará la tasa de interés en un cuarto de punto con el mismo propósito, pero las economías (de esta manera) están viviendo en forma artificial a base de inyecciones de dinero inventado; para que el crecimiento sea firme y sostenido los gobiernos tienen que hacer cambios fiscales que mejoren la distribución del ingreso y quienes hoy no cuentan con muchos recursos tengan mejores niveles de vida incrementando sus patrones de consumo, y lo mismo los gobiernos deben modificar su estructura de gastos para darle más fuerza a la inversión en infraestructura y empezar a generar riqueza real. Es importante poner énfasis en crecer la inversión productiva en los sectores público y privado, amén de incentivar los adelantos tecnológicos y la productividad.
Las economías no pueden seguir dependiendo de políticas flexibles y generosas de los bancos centrales, éstas ayudan en forma coyuntural pero deben ser finitas, no se pueden perpetuar demasiado porque si no, todo va a explotar como un globo de gas. Nada sustituye las virtudes de la inversión real, eso es lo que lleva a las economías a crecer en forma sana y con bases fuertes. Los bancos centrales son importantes para el crecimiento económico, pero los gobiernos no pueden no hacer nada. Políticas públicas inteligentes es lo que hace falta para que las economías avancen.
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