Aún estamos en el comienzo de un año que será un reto para los inversionistas. Claramente, 2023 fue un mercado de recuperación, ya que, en términos generales, 2022 había sido desastroso; en 2022 los únicos ganadores fueron aquellos que se mantuvieron en renta fija soberana de corto plazo, todos los demás activos: bonos, acciones, etc., fueron perdedores.
Este 2024, los mercados ofrecen perspectivas distintas a las del año pasado, cuando se ganó mucho dinero en acciones; asimismo, se cosecharon beneficios atractivos en inversiones de deuda soberana de corto plazo, mismos que dieron buenos rendimientos en el año al incrementarse las tasas de interés con el fin de paliar la creciente inflación.
Para este año 2024 el panorama es distinto, las inversiones de renta fija ofrecen posibilidades no solo de buenos rendimientos, sino además de ganancias de capital, toda vez que las tasas claramente apuntan hacia la baja y en los mercados de renta variable uno puede pensar lo mismo; sin embargo, ahí el panorama no es tan claro, ya que en principio los múltiplos que alcanzaron las acciones se sienten elevados respecto a los históricos.
De la misma manera, en los primeros dos meses del año, los bolsas en Estados Unidos y Europa han mantenido un crecimiento que no me parece que se pueda sostener a ese ritmo para el resto de 2024.
Ante tal circunstancia, para un inversionista mexicano que tenga un perfil de riesgo agresivo, mi recomendación es la siguiente: 40 por ciento lo invertiría en pesos de aquí a junio, el rendimiento que recibirá rondaría en el orden del 10.75 por ciento en términos anuales, por lo que la mejor inversión sería a través de fondos de inversión que inviertan únicamente en deuda soberana y que ofrezcan liquidez inmediata. En un fondo de mercado de dinero en dólares 20 por ciento, también que invierta en deuda de primera calidad, sin riesgos, y que rinda por arriba de 4.5 por ciento en términos anuales.
El restante 40 por ciento se iría en dos fondos de inversión en acciones, el otro 30 por ciento en un fondo que invierta en el mercado de Nueva York en el sector de tecnología y sus variantes y consumo discrecional, algo en el sector financiero (únicamente en instituciones muy grandes), y el último 10 por ciento en un fondo que invierta en las más importantes empresas financieras de la eurozona. Prefiero fondos que estén manejados por gente con prestigio y experiencia, donde el inversionista también pueda conocer la historia de esos fondos —cuando menos de los últimos cinco años—, creo que una estrategia de este tipo es muy recomendable para este 2024 que presentará muchos retos.