Es importante reconocer que, aunque hay algunos logros para contener la inflación, el camino aún es largo y está lleno de riesgos. Me voy a referir a la inflación en EU, ya impacta en la de México.
Una parte de la inflación mexicana es importada, toda vez que nuestra dependencia de la de EU es enorme, ya que 80% de nuestras importaciones vienen de ahí, y nuestras exportaciones tienen ese destino casi en el mismo porcentaje. La economía mexicana tiene algunas modalidades que hacen que nuestro proceso inflacionario sea más complejo, basta decir que aquí no tenemos flexibilidad para despedir gente, aquí es muy caro ese proceso, lo cual le resta elasticidad al país para reacomodarse ante situaciones de contracción económica, y ni qué decir de los sindicatos que hacen muy difícil modificar las estructuras salariales.
En EU los empresarios tienen tolerancia para manejar sueldos y salarios, y los despidos no tienen, en términos generales, los costos que sí existen en México. Además, en México hay estructuras monopólicas en energía que encarecen los insumos que consumimos, y obvio esto alimenta mayores niveles de inflación.
A nuestra nación le costará más combatir la inflación; en el mejor de los casos, lograremos bajarla para fin de año a 5 o 5.5%, mientras que nuestros vecinos podrán reducirla hasta 3.5%.
Por lo anterior, me referiré a la expectativa sobre la inflación en EU: lo obtenido hasta ahora es importante debido a que el índice de precios (que llegó a niveles de 9%) ahora se encuentra en 6%, la subyacente también ha bajado y es de 5.7%. Es posible que los dos próximos datos nos muestren una inflación nominal bajando a 5.5% en enero y 5% en febrero, pero de ahí hasta 3.5% el camino será más difícil.
EU vive algo complicado, el ritmo de crecimiento se contrae mientras la fuerza laboral sigue con mucha fortaleza; esto es bueno porque aleja la posibilidad de una recesión, pero también alienta a la Fed a seguir subiendo la tasa de interés, y esto es un riesgo, ya que si los aumentos son exagerados, la recesión se puede ser una realidad. La Fed tendrá que demostrar su habilidad para llevar la tasa a un nivel que aliente la inflación a la baja, pero que no cause un deterioro importante en las actividades productivas.
Tengo la impresión de que esta crisis de inflación será de corta duración, máximo dos años, pero no está exenta de riesgos. La pandemia ha modificado la manera de hacer negocio; las ventas en línea obligan a hacer cambios estructurales en muchos lados, también los negocios ligados a los bienes raíces sufren variaciones importantes. Seguro ya no se necesitarán tantos centros comerciales ni oficinas, pues la tecnología nos está enseñando a trabajar en casa sin perder eficiencia, pero apenas estamos viviendo esos cambios, ya veremos en un par de años qué se queda y qué se va; por lo pronto, el común denominador serán los cambios.
La inflación seguro será historia en 2024, pero en 2023 debemos estar pendientes.
Manuel Somoza