Lo que hemos visto en los últimos días en los mercados financieros estadunidenses, con repercusiones globales, es bastante sui generis. El tema nació el jueves de la semana pasada con los problemas de Silicon Valley Bank (SVB); las causas es importante conocerlas.
Este banco daba servicio a startups. Muchas cuentan con reservas de capital importantes para garantizar su desarrollo, pero al final, cuando logran sus objetivos, realizan una oferta pública de sus acciones, y ahí entran a las grandes ligas.
A lo largo de 2022, debido al pésimo comportamiento de los mercados accionarios en EU y en el mundo, las ofertas públicas de este tipo de empresas bajaron a tal grado que, durante el año, muchas startups tuvieron que echar mano de sus reservas de capital para hacer frente a sus obligaciones y mantener su desarrollo.
Como resultado, retiraron recursos que tenían en SVB. El problema fue que, mientras las firmas no necesitaban los fondos, el banco invirtió esa captación en bonos para elevar la rentabilidad del banco, pero como la Fed aumento en forma agresiva las tasas de interés desde de marzo del año pasado, las posiciones de bonos en manos de SVB sufrieron fuertes minusvalías.
Hay que recordar que cuando las tasas de interés suben, el valor de los bonos de tasa fija se reduce y genera minusvalías que solo se pueden mitigar si el banco tenedor de los bonos se espera hasta su amortización. Pero SVB no se podía dar el lujo de mantener los bonos hasta su vencimiento, entonces no tuvo más remedio que salir a vender parte de ellos, lo que lo llevó a reconocer las pérdidas de valuación de su cartera; cuando se vendió el primer lote de bonos la pérdida fue de cerca de 2 mil mdd.
SVB trató de hacer un aumento de capital por esa cantidad, pero el mercado no respondió, y peor aún, al salir a solicitar capital el mercado se asustó, lo que provocó una corrida sobre el banco. El problema no fue de créditos mal dados o de carteras vencidas, el tema fue que el tesorero fue irresponsable al comprometer los depósitos de los clientes en compras de bonos y no cubrirse cuando era posible.
Todos sabían que las tasas de interés iban hacia arriba y SVB no hizo nada al respecto; por fortuna, las autoridades financieras de EU actuaron en forma rápida y eficiente, implementaron un rescate que evitó que el sistema financiero se colapsara. En el sector financiero siempre hay que tener cuidado de que el error de uno no se convierta en la muerte de todos.
Los días siguientes fueron de menos a más; al principio la cotización de las acciones de todos los bancos bajaron, para después empezar a recuperarse. Tenemos la impresión de que el problema de fondo está resuelto y que habrá algunos controles adicionales, así como requerimientos de capital mayores para bancos regionales que por su tamaño pueden ser vulnerables ante situaciones como la de SVB.
Me atrevo a decir que no veo en puerta una crisis financiera en EU, ya que este fue un episodio sui generis que nos debe dejar muchas lecciones, sobre todo de lo que no se debe hacer.