A estas alturas queda claro que la militancia solo le sirve a los partidos políticos para lograr y/o mantener su registro ante las autoridades. Nada más. Fuera de eso, las mujeres y hombres que se afiliaron a los institutos políticos son cero a la izquierda.
Lo digo porque en los procesos que hemos visto para nombrar candidatos a cualquier tipo de elección popular, a los militantes no se les toma en cuenta. Puras designaciones cupulares.
Por supuesto que ante lo que escribo, de inmediato saltarán voces a decirme que nunca antes había habido procesos de selección tan abiertos y populares, pero todo es simplemente una mentira.
Revisemos la designación de Xóchitl Gálvez. Se abrió primero un registro en línea para que cualquier ciudadano, cualquiera, pudiera votar en una casilla por la persona de su confianza. Además, se hicieron encuestas para ir seleccionando aspirantes y filtrarlos hasta que quedaran únicamente dos. Pues bien, dos o tres días antes de la votación popular y abierta, se presionó a Beatriz Paredes (una de las dos que quedaron tras los recortes) para que declinara, lo que al final ocurrió. ¿El resultado? Las dirigencias de PAN, PRI y PRD decidieron que ya no era necesario votar.
Ahora el caso de Claudia Sheinbaum. Morena, PT y PVEM decidieron que la designación sería por encuestas. Se inscribieron muchas personas, pero una primera encuesta las delimitó a seis, tres mujeres y tres hombres. Y luego se hizo otra encuesta, y al final la dirigencia ponderó los resultados para elegir. ¿Dónde quedó la militancia?
¿Y qué va a pasar con Movimiento Ciudadano? Dos personas se inscribieron (al menos hasta el momento de escribir este texto) y una comisión de notables votará para decidir a su abanderado.
Al final, los militantes de los partidos se quedaron viendo los procesos desde la tribuna. Ninguna convención, ninguna asamblea. Nada. Solo acudieron los militantes de TODOS los partidos a llenar plazas y auditorios en las presuntas precampañas. No votaron, no discutieron, no decidieron. Los partidos deberían tener, por ley, 100 militantes y entre ellos decidir todo. Porque así lo hacen, pero simulan ser muy democráticos.