Una vez más expongo en este espacio mi molestia contra los dirigentes nacionales de los partidos políticos en México. Y lo hago porque los hombres que llegan a ocupar dichos cargos lo hacen sin méritos suficientes, y ocupan su posición únicamente para provecho de sí mismos.
Escribo pensando inicialmente en Alejandro Alito Moreno, dirigente nacional del PRI, quien apenas ayer impulsó y logró que se modificaran los estatutos del tricolor para poderse reelegir hasta el año 2032.
Pero la molestia no es solo contra el priista por su extensión de mandato, sino porque está claro que Moreno trabaja solo para su causa, lo mismo que Marko Cortés en el PAN, Alberto Anaya en el Partido del Trabajo, y Jorge Emilio Gonzalez Martínez, quien si bien no es actualmente el dirigente nacional en el papel, es el hombre que hace y deshace por medio de las personas a las que coloca al frente de ese negocio.
Seamos honestos: ¿encuentra usted en alguno de los dirigentes nacionales de los partidos a hombres o mujeres que destaquen por sus propuestas ideológicas? ¿Hay en alguno de ellos un aporte extraordinario para la vida política del país? O si quiere dejar fuera la ideología, ¿le parece que estos dirigentes son un ejemplo de organización y desarrollo partidista? Por supuesto que no. Solo son buenos para grillar y conseguir escaños. Nada más, y la prueba de ello es que los todos dirigentes nacionales llegarán a Congreso de la Unión, y Mario Delgado lo hará a la Secretaría de Educación Pública, a quien se le podría medio excusar un poco por ser dirigente del partido ganador de las elecciones.
No en balde los partidos políticos han perdido credibilidad, y los ciudadanos cada vez tienen menos interés en formar parte de alguna de estas organizaciones.
Urge hacer algo con los partidos. Cuestan una fortuna y no representan a nadie. Y sus dirigentes, insisto, viven de ello sin preocuparse. O los institutos políticos se reforman, o se cambia el sistema para que se puedan crear frentes políticos (no partidos) que postulen candidatos pero sin contar con recursos públicos.
Ya basta de mantener personajes que no sirven para nada.
