El próximo 9 de marzo testificaremos y seremos parte de una de las más impactantes actividades nacionales que se hayan planteado en los últimos 20 años, se trata de que las mujeres paremos nuestras actividades con la finalidad de hacer notar qué pasa cuando una es asesinada y queda ausente de todos los espacios, y crear consciencia sobre la urgencia de atender la crisis de violencia de género por la que atraviesa nuestra sociedad.
Muchas instituciones, gubernamentales y de la iniciativa privada, se han “adherido” y manifestado su “apoyo” al paro del lunes. Un ejemplo de ello han sido las escuelas de educación básica, con el argumento de que su personal al ser mayormente femenino las clases se suspenderán en apoyo a las maestras que decidan faltar y garantizar que los grupos de niñas y niños no se salgan de control a falta de personal.
Sin embargo, tanto las escuelas como las madres y los padres de familia tenemos la responsabilidad de sensibilizar a nuestras hijas e hijos en torno a lo que pasará el 9 de marzo. Sin importar la edad que tengan, tenemos la responsabilidad de explicar que la suspensión de actividades escolares ese día no se trata de un día de descanso o en el que simplemente no hubo clases.
Por un lado, a nuestras hijas explicarles la lucha que están dando mujeres mayores a ellas por otras mujeres que han sido violentadas y asesinadas. Con los hijos varones es un reto mayor, pues la responsabilidad de sensibilizarlos no se trata solo de que entiendan la lucha feminista, sino de que crezcan con el conocimiento de que su género ha sido históricamente el responsable de la violencia contra las mujeres y en ese sentido ofrecerles herramientas para que sean niños —y en el futuro adultos— que miren a sus compañeras como iguales a ellos, como personas a las que deben respetar y nunca trastocar su dignidad.
La lucha feminista hoy es de las mujeres jóvenes, tenemos que empezar por apostar que los resultados se den en dos ejes: 1) La justicia para las mujeres que han sido violentadas en el pasado y en la actualidad y 2) Una sociedad futura donde las mujeres sean libres y los hombres respeten la dignidad de las mujeres, esa será la sociedad de la niñez de hoy.
Para ello también hay otro sector de la sociedad que aún tiene oportunidad de reconstruir su identidad sin referentes violentos: los adultos jóvenes. Algunos de ellos todavía están en la universidad y serán testigos de la ausencia de sus compañeras universitarias, otros están teniendo sus primeras experiencias laborales y también serán testigos de la ausencia de sus colegas. Con ellos se puede dialogar de forma más explícita. El 9 de marzo las universidades y los ámbitos laborales tienen la obligación de generar espacios donde sus integrantes hombres, en un acto de voluntad y honestidad, se cuestionen y re-piensen nuevas formas de relacionarse consigo mismos y con las mujeres. El ejemplo de ello lo está dando la Universidad Iberoamericana Puebla, que incluso ha generado un programa institucional de actividades para confrontarlos con una realidad en la que se asuman corresponsables del cambio cultural que se ha convertido en emergencia.
@maiteazuela