Hace unos cuantos días observaba cómo una persona abrazaba con calidez a una amiga que, desde que supo que la diagnosticaron con ansiedad, ha estado presente y se ha mantenido cerca para lo que necesite: Esta acción me pareció invaluable.
La empatía es una cualidad maravillosa en cualquier ser humano, que viene de todas las tallas y que deberíamos ponernos más al momento de establecer una comunicación con los demás, ya que sí se puede ser asertivo y empático.
La compañía de un amigo o un ser querido cuando se está deprimido es una bendición, no importa la charla, pero sí que es valiosa la contención; el poder saber que otra persona está ahí para nosotros.
Estamos acostumbrados a celebrar la presencia de la felicidad, es común reunirnos para sonreír, pero… ¿alguna vez nos hemos puesto a pensar que, cuando más necesitamos a los demás, es cuando más nos alejamos?
¿Sabemos realmente acompañar a quien se encuentra deprimido? ¿Podemos lidiar con su silencio? Para mí estas últimas semanas fueron un recordatorio de esta paradoja, el apoyo incondicional y el amor absoluto.
Me gustaría decir que es fácil de comprender, pero no, casi siempre la depresión no tiene ganas de lidiar con nada, es por eso que en estos casos es mejor el silencio y el acompañamiento.
Se puede acompañar al dolor, se puede calmar sin decir nada, se puede ver a quien tiene destrozada el alma siempre y cuando se tenga en claro que necesita: acompañamiento, una conversación, distracción o silencio.
El que se encuentra triste tiene derecho a elegir que necesita de un ser querido en ese momento. La salud mental es lo primero que debemos abrazar cuando ocurren estos casos.
Cambiemos la forma de pensar en la que los amigos son para las fiestas; las personas que nos quieren están en los buenos momentos pero también en los malos, y justamente en estos últimos es cuando más los necesitamos.
Llorar acompañado hace que todo se olvide o sane más rápido; las conversaciones para resolver problemas entregan una mejor reflexión y el intercambio de puntos de vista puede ser lo que nos saque de aquel lugar en donde no queremos estar.
