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Metaverso: Facebook está en problemas (nosotros también)

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Esta semana mostró lo mejor y lo peor de Facebook. Y como ya no hay forma de desligarnos de lo que hagan o dejen de hacer las grandes corporaciones tecnológicas, también mostró lo bueno y lo malo que nos augura el futuro.

Por un lado, Mark Zuckerberg dio a conocer sus planes sobre el metaverso. Quienes hayan visto las películas Ready PlayerOne o Matrix entenderán lo que esto implica. Para quien no, Molly Roberts, columnista de tecnología de The Washington Post, lo define así: “Donde lo digital y lo físico están inextricablemente entrelazados en una realidad virtual que lo abarca todo y que nos permite existir juntos, cuando sea y donde sea”. Es un mundo entero disponible en nuestras pantallas, donde existe una vida igual a la que tenemos en la vida real.

Esto es, en parte, una buena noticia: podremos ir al trabajo, al gimnasio o a un concierto sin movernos de nuestra sala. Es un paso lógico para una empresa como Facebook —y sus filiales Whatsapp e Instagram— que, desde hace 20 años, nos ha permitido reconectar con viejos amigos, convivir con familiares, crear grupos de apoyo, crecer negocios y compartir nuestras vidas. El problema es que el anuncio llega también cuando se revelaron los Facebook Papers, una investigación que sigue mostrando todos los problemas que acarrea Facebook (y demás redes sociales) y el uso que hace de nuestros datos.

Desde hace tiempo Facebook ha dejado de ser percibido solo como un lugar donde conectarse con el mundo para mostrar lo que de verdad es: una empresa gigante que busca ganancias a toda costa, a través de nuestros miedos, frustraciones, alegrías y anhelos. Lo prueban escándalos como el de Cambridge Analytica —el mal uso de nuestros datos ha influido en temas políticos: la elección de Donald Trump, el Brexit y docenas de elecciones más—, hasta el reciente señalamiento de que la empresa conoce los problemas que causa Instagram en la salud mental de adolescentes y no ha actuado al respecto. El libro Manipulados, de Sheera Frenkel y Cecilia Kang, también explica bien la forma en que opera.

Sin embargo, sería absurdo no reconocer lo que ha logrado modificar para bien. Hay más de 3 mil 500 millones de personas que utilizan sus aplicaciones. La otra mitad de la población que no tiene acceso a ellas probablemente nunca llegue a entender lo que significan estos avances.

Ha habido intentos en los países desarrollados —principalmente Estados Unidos y miembros de la Unión Europea— de regular la forma en que estas empresas usan nuestros datos para vendernos cosas y engancharnos a pasar más tiempo en sus aplicaciones. Pero hasta el momento no han funcionado: siguen creciendo sin control. Tras los escándalos e intentos de regulación, Zuckerberg y altos ejecutivos han señalado que hacen “todo lo posible” para disminuir los daños sociales y mentales que sus plataformas han traído, pero la realidad es que poco ha cambiado.

Facebook y las demás empresas tecnológicas han ayudado mucho a la forma en que vivimos y entendemos el mundo, pero también han causado grandes daños. Si ya están creando una realidad alterna, y con ello el futuro en el que viviremos, más nos vale regularlas antes de que se conviertan en los dueños totales de nuestras vidas.

Mael Vallejo 

@maelvallejo

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Mael Vallejo
  • Mael Vallejo
  • Mael Vallejo es periodista. Director de estrategia digital de N+. Su columna se publica cada 15 días (viernes).
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