¿Será que la pandemia por covid-19 está llegando a su fin? Luego de observar que en muchos países las restricciones que se tenían han quedado en el olvido y la última, la del uso del cubre bocas, dejó de ser obligatoria.
En México, se acaba de informar que en las terminales aeroportuarias, así como en las aeronaves, ya el uso de la mascarilla dejó de ser obligatorio, por lo que quienes deambulen por las mismas o viajen, podrán hacerlo como si el virus nunca hubiera existido.
Fueron más de dos años de sufrimiento, más de dos años en los cuales familiares, amigos y conocidos, sufrieron los estragos del coronavirus, ya que primeramente fueron infectados y luego, pese a los esfuerzos de los médicos, sucumbieron y perdieron la vida.
Cómo no recordar aquellos meses en donde el virus se ensañó con los mexicanos y La Laguna no era la excepción.
Por donde quiera aparecían personas que se habían infectado y los hospitales se saturaron, los tanques de oxígeno eran insuficientes y los habitantes de la región vivían con el temor de ¿cuándo me tocará a mí?
Todavía se recuerdan aquellos meses en donde todo era vivir con el gel antibacterial, traer desinfectantes por todos lados, guardar la sana distancia y cuidarse hasta de su sombra.
En las empresas, cada determinado tiempo se tenían que realizar nebulizaciones, se esparcían desinfectantes y todo para evitar que el bicho se estacionara en estos centros de trabajo.
Han sido dos años y medio de sufrimiento, ya que muchas personas sabían que tenían que acudir a trabajar, mientras que muchas otras realizaban su labor desde sus casas.
Pero quienes la sufrieron fueron los niños y jóvenes, ya que estuvieron encerrados y además, las clases las recibían por línea, algo que realmente dejó mucho que desear, ya que siempre al momento de estar frente a los maestros, sus dispositivos fallaban, lo mismo que el internet y hasta los mentores de pronto se desconectaban.
Ahora, para evitar el covid-19, alguna gripe y no se diga la influenza, lo mejor es seguir portando el cubre bocas en espacios cerrados, así como en el transporte público.
A ver cuánto dura el gusto de ver que los contagios cada día son menos y la tranquilidad de poder volver a caminar por las calles sin la mascarilla que cubre nariz y boca.
